Sin embargo, parece que no todos los que dirigen o trabajan en la UNES tienen claro el concepto de seguridad ciudadana, que implica el respeto a los derechos humanos, la convivencia pacífica y la prevención del delito. Al menos de eso son testigos profesoras y trabajadores de la UNES en el estado Anzoátegui, quienes son vejados por el Director Jean Franco Meneses, quien los humilla y ofende con palabras groseras, al estilo del destituido burgomaestre del municipio Simón Rodríguez, Ernesto Paraqueima.
¿Qué ejemplo puede dar un director que trata así al personal académico? ¿Qué calidad educativa puede ofrecer una universidad que tolera este tipo de conductas? ¿Qué garantía de seguridad puede brindar de esa forma una institución que forma a los futuros funcionarios que tendrán a su cargo la protección de la ciudadanía?
Estas son algunas preguntas que deberían hacerse las autoridades competentes, como el gobernador del estado Anzoátegui, Lcdo. Luis José Marcano, quien debería reunirse con los trabajadores o al menos investigar las ofensas de parte de este funcionario. También la primera dama del estado Anzoátegui, Lcda. Marcia Moreno, quien como propulsora y defensora de los Derechos Humanos de las mujeres, debería reunirse con las trabajadoras de este centro educativo y ponerle coto a todo lo que viene haciendo Jean Franco Meneses.
No se trata de un caso aislado o anecdótico. Hay antecedentes que revelan el perfil autoritario y la mala gestión de Jean Franco Meneses durante el gobierno del exalcalde Guillermo Martínez en la ciudad de Barcelona, en su paso por la policía del municipio Bolívar del estado Anzoátegui, donde dejó huellas de su maltrato y abuso.
Un ejemplo de la arbitrariedad y la intolerancia de Jean Franco Meneses se dio en el mes de enero de este año, cuando una profesora tomaba fotos de la institución y él pensaba que lo estaba grabando. Sin mediar palabra, le pidió a unos funcionarios que la abordaran para quitarle el teléfono y revisar su contenido. Esta acción viola el derecho a la privacidad de la docente, y demuestra el temor y la desconfianza que tiene el director hacia sus propios compañeros de trabajo.
La UNES tiene una gran responsabilidad social y ética con Venezuela. No puede permitir que se manche su nombre y su prestigio por culpa de individuos que no están a la altura de su misión. Es necesario que se investiguen y sancionen estas denuncias, y que se garantice el respeto y la dignidad de todos los que forman parte de esta universidad. Solo así podremos confiar en que la UNES es una universidad de la seguridad y no del abuso y la violencia.
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