Las restricciones a la compra de crudo de la petrolera estatal PDVSA que acaban de entrar en vigor forman parte de una batería de sanciones que Estados Unidos impuso y que tocan al propio Maduro, pero también a instituciones políticas y financieras, en el marco de su campaña de apoyo a Guaidó, reconocido como presidente legítimo por medio centenar de países.
El viernes pasado, el Gobierno de Donald Trump prosiguió con su estrategia de sanciones contra jerarcas chavistas y golpeó esta vez al jefe de la diplomacia de Caracas, Jorge Arreaza.
Caracas y Washington rompieron relaciones diplomáticas después de que Estados Unidos reconociera a Guaidó, jefe de la Asamblea Nacional, por considerar que el segundo mandato de Maduro, que comenzó el 10 de enero, es ilegítimo.
El sábado, Guaidó advirtió a los militares que la espera para recibir su apoyo "no puede ser eterna", mientras que el dirigente chavista Diosdado Cabello celebraba con una concentración la salida del país de la Organización de Estados Americanos (OEA), después de que Caracas anunciara su retiro.
"¡OEA, pa'l carajo! La OEA se ha convertido en una letrina del imperialismo", denunció Cabello, después de que el foro regional decidió aceptar a un representante de Guaidó, que ahora ocupa el puesto de Venezuela.
Actualmente, el enfrentamiento entre los dos países se juega incluso en territorio estadounidense, con la pugna por quién debe ocupar la embajada de Venezuela en Washington, actualmente tomada por activistas favorables a Maduro.
"El 28 marca la entrada en vigor de las sanciones; sin embargo, desde que fueron anunciadas, la realidad es que el comercio petrolero entre Estados Unidos y Venezuela estuvo absolutamente limitado, cayó abruptamente", explicó a AFP Mariano de Alba, experto en Derecho Internacional con sede en Washington.
Antes de las sanciones anunciadas en enero, Venezuela exportaba 500.000 barriles de petróleo ultrapesado a Estados Unidos, donde operaba Citgo, una filial de PDVSA cuyas cuentas quedaron bloqueadas para entregarle el mando de sus finanzas a Guaidó.
Para De Alba, si todavía quedaba alguna operación entre PDVSA y cualquier empresa estadounidense o con compañías que utilicen el sistema financiero de Estados Unidos, "a partir del 28 no cabe duda de que las sanciones están vigentes y cualquier compañía asume unos riesgos mayores de los que asumía antes de esa fecha".
El petróleo es el pulmón de la alicaída economía venezolana, a la que aporta el 96% de los ingresos. Con la caída de producción, estas entradas de caja están en descenso en un momento en que el país ya atraviesa una crisis sin precedente, con una hiperinflación prevista por el FMI de 10.000.000% este año.
Fuente: Con información de Agencias - diariodecuba.com
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