El recrudecimiento de la crisis económica jugó un papel central en la narrativa electoral. A modo resumen, la semana previa al 20M, el cuadro económico venezolano ofrecía lo siguiente:
1. La semana del 4 al 11 de mayo (11/05) los precios se incrementaron alrededor del 25,9% (1.661% acumulado en lo que va de año). 5,8 puntos porcentuales (pp) por encima del registro agregado del año 2012.
2. La producción petrolera acumula siete meses de caída a una tasa promedio mensual de 83.000 barriles diarios (kb/d), para ubicarse en 1,50 millones de barriles diarios (mb/d)[1]. Una caída de 1,4 mb/d (-47,9%) con respecto al máximo obtenido durante la gestión de Nicolás Maduro.
3. Tanto la República como PDVSA acumulan USD 4.426 millones en cupones vencidos (USD 3.615 millones formalmente en cesación de pagos), distribuidos en un grupo de 22 títulos, entre los cuales algunos acumulan más de 190 días de retraso a la par de un endurecimiento de sanciones, producto del rechazo de la comunidad internacional.
4. La economía venezolana, con una tasa de pobreza que supera con creces el umbral del 80,0%, acumula 17 trimestres de contracción (15,2% proyectado al cierre de 2018).
Creemos que no hay razones para pensar que, como consecuencia de la “contienda” electoral, la crisis económica vaya a mejorar. Por el contrario, el recrudecimiento de la restricción externa y el aceleramiento del proceso hiperinflacionario, en el marco de mayor incertidumbre política, provocarán un escenario más dramático. (PULSE AQUÍ PARA VER MÁS)
Fuente: Con información de https://prodavinci.com
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