lunes, 27 de enero de 2014

Ministro para el Trabajo y Seguridad Social: Los sindicatos deben rendirles cuentas a los trabajadores

Uno de los pasos que necesita dar el Ministerio del Poder Popular para Trabajo y Seguridad Social y sus organismos adscritos, inclusive las inspectorías, es automatizar y digitalizar todos los procesos, para evitar la discrecionalidad, el burocratismo y posibles hechos de corrupción, manifestó el nuevo titular de ese despacho.
Jesús Martínez, quien proviene de la lucha popular de los trabajadores y fue fundador de la Universidad Bolivariana de los Trabajadores Jesús Rivero, aclaró que estaba hablando como ciudadano, “porque su nombramiento como ministro ha sido muy reciente”.

“Aunque no he discutido estas ideas con el equipo que me acompaña en el ministerio, ni con las inspectorías y ni con el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), me parece necesario automatizar todos los procedimientos porque me han dicho que hay muchos retrasos”, sostuvo el ministro de la cartera del Trabajo.

Defendió el registro único de sindicatos que realiza el ministerio, un requisito establecido en la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras (Lottt). “Hay muchas organizaciones que funcionan por ahí que dicen que son legales, pero no están al día. De eso se trata, actualizar la información y sus autoridades. La intención no es ir contra ellos. Esas organizaciones deben rendirles cuenta a los trabajadores. La directiva no es la organización, sino la base. Muchas veces se confunde eso”, recalcó.

También aclaró que una cosa son los sindicatos y otra los consejos de trabajadoras y trabajadores. Los primeros son los que tienen la parte reivindicativa, los segundos para ejercer la gestión empresarial. “No se trata de crear un consejo, porque no logré controlar el sindicato”, acotó.

Dijo que como parte de la iniciativa de diálogo del presidente Nicolás Maduro, han iniciado también encuentros con sindicatos y organización laborales en el país. Por ejemplo, ya se reunieron con los trabajadores de Ferrominera, para recuperar la producción de esa empresa estratégica.

La semana lo iniciaron con los del sector universitario. “La respuesta ha sido positiva. Tampoco estamos cerrados a la conversación con los empresarios que quieran a la Patria. No le pedimos que sean socialistas, pero sí patriotas, que se respeten los derechos de los trabajadores y prioricen la producción”, manifestó Martínez.

LA FUENTE DEL VALOR

En su criterio, el trabajo debe ser concebido como una acción colectiva y no individual. “Para superar el capitalismo, la clase obrera tiene que estar altamente consciente para asumir la gestión directa y democrática del proceso productivo”, recalcó Martínez.

Recordó que el comandante Hugo Chávez consideró siempre el trabajo como un proceso social, por eso lo plasma en la Constitución y en la Lottt. Bajo esa gran orientación del líder de la Revolución Bolivariana, Martínez consideró que el rol fundamental de la cartera que preside es garantizar el proceso social del trabajo.

“Esto no es otra cosa que hacer respetar los derechos de la clase en un sistema que todavía es capitalista y que estamos en proceso de superar. No se trata de ser el mediador en la negociación”, apuntó. Aunque eso no significa que no se “le vaya a respetar la ganancia que le corresponde al empresario”, aclaró.

Ratificó que está dispuesto a sentarse con obreros y patronos para llevar adelante acuerdos que permitan acelerar los procesos de convención colectiva pendientes.

Lo fundamental es garantizar la producción pero bajo un nuevo esquema, por eso es necesario lograr un cambio estructural en las fuerzas productivas, desde los patronos hasta la clase obrera, en el que se abra un debate que reconozca la responsabilidad de los trabajadores y las trabajadoras en su rol como actores sociales para el desarrollo de la nación.

La responsabilidad del trabajador en el proceso productivo debe ir más allá que “vender su fuerza” en la fábrica. “Debe asumir la planificación, el diagnóstico, el presupuesto y controlar de verdad la eficiencia para garantizar que el proceso no se detenga”, apuntó.

Incluso, sostuvo, que los trabajadores pueden llegar a determinar el costo real de un producto o de un servicio porque participan directamente en el proceso de producción. “Esto le permitirá establecer márgenes de ganancia, precios justos del producto y una porción destinar a remunerar de manera justa al trabajo”.

PLAN DE FORMACIÓN

Como estudioso del pensamiento marxista, Martínez puso como punto de referencia a la clase obrera, la que le agrega valor a la mercancía producida. Pero para reconocer esta realidad es fundamental tener un alto grado de conciencia sobre su papel histórico en las relaciones de producción. “Esto se logra con la formación”, aseguró.

Pero esto no debe interpretarse solo como estudio formal, el grado, porque la práctica social productiva genera conocimiento. “Esto lo había planteado Carlos Marx mucho antes. No era verdad que los que se decían propietarios del conocimiento, dominaran el saber. Eso se demostró en el paro petrolero de 2002-2003, cuando la clase obrera asumió el rumbo de la empresa al irse la meritocracia”, aseveró.

La clase trabajadora, afirmó, también crean conocimiento con la práctica, por eso tiene un rol superior al establecido, desde evaluar la situación nacional, internacional hasta resolver problemas concretos.

Para avanzar en el socialismo es necesario que realizar procesos de formación técnica, para fomentar el desarrollo tecnológico y asimilarlo, de manera de echar hacia adelante las fábricas y alcanzar nuestra independencia, insistió.

Todas las empresas del país, públicas y privadas, deben elaborar y garantizar el desarrollo de un plan integral de formación que permita elevar la conciencia de la clase obrera para que ésta se reconozca en los medios de producción y participe en programas de defensa del país, sostuvo el titular de Trabajo y Seguridad Social.

Recalcó que en Venezuela la clase obrera es el principal sector social con todos los elementos para garantizar el desarrollo integral del país, incluso su defensa. “La Fuerza Armada Nacional Bolivariana es también clase obrera. Tenemos por un lado una clase para producir y, por otro lado, tenemos los militares para la defensa de la Patria en determinado momento”, enfatizó.

En su criterio, ésta es una diferenciación artificial, “para separarnos, porque ambos “son pueblo”. El ministro aseguró que la unión cívico-militar es clave. “Se trata de que nos reconozcamos como clase trabajadora, tanto aquellos que tienen la defensa como los que tienen la producción, en una sola clase. Juntos debemos organizar la defensa de esta revolución y la construcción del socialismo”, enfatizó.

CONSOLIDAR LA PROPIEDAD SOCIAL

Piensa que la Revolución Bolivariana tiene el reto de consolidar la propiedad social para garantizar la justa redistribución de la riqueza, proveniente principalmente del petróleo, y avanzar en la construcción de un modelo económico productivo, con el cual se supere el rentista.

“Si nosotros hemos logrado transformar la propiedad transnacional en propiedad nacional, como son as empresas nacionalizadas, se trata ahora de transformarla en propiedad social”, comentó.

Explicó que la forma de lograr la propiedad social es que la clase trabajadora, consciente de su importante papel, asuma la gestión de los medios de producción de manera directa y democrática.

Resaltó “la agudeza extraordinaria” y sensibilidad social del comandante Hugo Chávez, en cuanto a la administración de los recursos del país en sus 14 años de gobierno, en los que nacionalizó empresas estratégicas para el desarrollo del país e impulsó la justa redistribución de la riqueza en el pueblo venezolano, a través de programas como las Misiones Sociales.

En este sentido, recordó que antes de la llegada de Hugo Chávez al poder, las empresas venezolanas, principalmente la industria petrolera, destinaban 80% de sus ingresos al capital transnacional y en favor a los intereses del imperialismo.

“Cuando esas empresas eran propiedad del imperialismo, 80% de los ingresos se iban hacia el exterior, cuando Chávez las recupera a través de la nacionalización y las transforma de propiedad privada transnacional a propiedad nacional, esa masa de dinero se transformó en misiones”, aseveró.

LA UNIVERSIDAD ES LA FÁBRICA

Aunque la Universidad Bolivariana de los Trabajadores Jesús Rivero fue creada por Decreto Presidencial No 6.499, el 04 de noviembre de 2008, como parte de la Misión Alma Mater, venía realizando sus actividades desde 2005.

“Fue una idea que surgió cuando estábamos en pleno paro petrolero en 2002-2003. Cuando participamos en la recuperación de Pdvsa se fue gestando, hasta que tomó cuerpo dos años después. La Misión Sucre fue una inspiración para nosotros y decidimos constituirla”, recordó el ministro Jesús Rivero, quien fue rector de esa casa de estudios.

Contó que le pusieron el nombre de Jesús Rivero en honor a ese gran académico y revolucionario. Por eso tiene una orientación experimental. Fue concebida como un instrumento de autoformación colectiva, integral y permanente de la clase trabajadora venezolana.

La práctica pedagógica de Jesús Rivero permitió concebir a la Universidad Bolivariana de Trabajadores como proyecto colectivo. “Se fusiona el proceso educativo, la investigación y el trabajo en función del desarrollo de la conciencia revolucionaria. Los estudiantes eran obreros de las fábricas”, recalcó.

Recordó que fue en mayo del año pasado que se graduó la primera promoción. El grupo lo conformaron 178 técnicos, 63 licenciados y 281 ingenieros, para un total de 522 en los programas nacionales de formación en administración, electricidad, electrónica, higiene y seguridad laboral, informática, mantenimiento, materiales industriales, mecánica y procesos químicos.

Entre ese grupo salieron 32 militares, esa es la expresión de la unión cívica y militar. “En esa primera graduación salió la iniciativa de firmar un convenio marco de cooperación solidaria entre la Universidad Bolivariana de los Trabajadores y la Militar. Los cursos de la defensa integral de la nación salieron de ese acuerdo”, concluyó.

MILITANTE SOCIALISMO

Jesús Martínez resaltó de su persona el haber sido hijo de una campesina llamada María Angelina Martínez, y de un pescador margariteño, Juan Martínez. Sus antepasados maternos vienen de una familia adinerada del pueblo de nombre Bergantín, ubicado en el estado Anzoátegui, que pasó a la pobreza. “Tengo el recuerdo que vivíamos en una casa de bahareque y techo de zinc, de la cual me siento orgulloso”, rememoró.

El actual ministro de la cartera del Trabajo (designado el 9 de enero por el presidente Nicolás Maduro) nació en Puerto La Cruz, estado Anzoátegui, en 1945. Desde joven fue un luchador social que se incorporó a la lucha política. Militó en la Liga Socialista, fundada en 1969 por el líder Jorge Rodríguez (padre del actual alcalde de Caracas).

Aunque el período que más marcó su vida fue el de la militancia en la Liga Socialista liderado por Jorge Rodríguez, aprendizajes que todavía “los practica como línea de acción”. Más tarde se une al movimiento liderado por el presidente Hugo Chávez. Perteneció al equipo de abogados defensores del Comandante cuando éste cayó preso.

Cuando Chávez asume el poder, fue del equipo fundador de la Universidad Bolivariana de los Trabajadores Jesús Rivero.

“Mi relación con el presidente Nicolás Maduro fue extraordinaria. Fue una relación de hermanos, muy horizontal, como se practicaba en la Liga”, dijo con la mirada vivaz, al referirse su antiguo compañero de lucha, de quien fue jefe político en los años 70 en la extinta Liga Socialista.

Fuente: Manuel López - http://www.correodelorinoco.gob.ve

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