Con la banca pública también vamos a pasarla muy bien

Por: Luís Fernando Angosto - El acto de nacionalizar una empresa o devolver al control público la provisión de un determinado servicio no es garantía, por sí mismo, de que las lógicas mercantilistas que guiasen a la empresa o a los provisores del servicio vayan a ser transformadas inmediatamente. Eso lo sabemos demasiado bien: también se puede ser un disciplinado reproductor del capital como actor estatal.
Sin embargo, hay cosas que no dejan de sorprender, como por ejemplo cuando bajo un gobierno que enarbola un proyecto socialista los guiños de un banco público que podría ser considerado icono en el proceso de transformación son de grosera obscenidad moral.

Hace ya más de un año se nacionalizó el Banco Venezuela, que había sido uno de los estandartes del éxito de la banca española en tierras latinoamericanas. Convertir una institución que epitomiza el espíritu del capitalismo en una institución humanista que atienda verdaderamente a los intereses públicos no es fácil, claro está. Ya desde hace meses hemos escuchado llamamientos variados que invitan a la directiva de este banco a que reoriente algunas de sus prácticas, como las relacionadas con el manejo de créditos para fines productivos que después de la nacionalización mantenían altos tipos de interés. Pero, a pesar de algunos cambios positivos muy loables, parece que los valores que guían a la directiva de este banco se corresponden perfectamente con los de la banca privada más cínica.

Estos días, cuando muchos de los trabajadores del país andan pensando en algo de asueto, el Banco Venezuela ha lanzado una campaña publicitaria para recordarnos cuál es la mejor manera de pasar las vacaciones: gastando parejo, consumiendo burda, comprando hasta que el cuerpo aguante. Y no hace falta que ande uno con una pila de billetes en los bolsillos, que eso, además de llamar la atención de los choros, no es de buen gusto. Pídele una tarjeta de crédito al Banco de Venezuela y ponte a pasarla por puntos de venta hasta que se te queme en las manos. Y luego te cuajas de la risa contándoselo a los panas, muchos de los cuales te encontrarás en tus periplos por los centros comerciales pasándola igual de bien que tú. Qué mejor símbolo de estatus y qué mejor forma de emplear el tiempo.

Si por casualidad te gastas el triple de lo que te han dado de bonificación de vacaciones y como regalo para el cumpleaños de tu madre en septiembre le llevas una franela de Cristiano Ronaldo, porque resulta que en el frenesí de la chévere actividad compraste tres aunque no usas ninguna y porque en septiembre andas pelando bola y pagando deuda e intereses de la tarjeta de crédito, no te preocupes. Recuerda lo bien que la pasaste durante la vacación y lo bueno que es tener banca pública para estos menesteres. ¡Proletarios del mundo, vamos a pasarla muy bien!

Fuente : Luís Fernando Angosto - angostoluis@mixmail.com - http://www.aporrea.org