sábado, 30 de enero de 2021

Moris Beracha y su polémica vinculación con un esquema Ponzi

El 3 de abril de 2011 un rumor corrió por la red y algunos medios digitales venezolanos. El empresario judío-venezolano, con nacionalidad estadounidense, Moris Beracha, había sido detenido en Miami por el FBI.
La razón. Supuestos vínculos con el banquero venezolano y asesor de PDV-USA, Francisco Illaramendi, propietario de las firmas de inversión MK Capital y Highview Point Patners, las cuales fueron utilizadas en un esquema Ponzi para apropiarse de dinero de los inversionistas, entre ellos de recursos del fondo de pensiones de jubilados y trabajadores de Pdvsa, como revelara entonces el periodista César Batiz.

Mientras en la red volaba la información al ritmo de la metralla de las teclas, Beracha se encontraba en Nueva York, según informó el empresario horas después de la publicación de los primeros tweets. El 4 de abril del mismo año confirmaría al periodista estadounidense Steven Bondzi que jamás había tenido ningún contacto con el FBI o la Securitties and Exchange Comission (SEC), además aclaró que su única relación con Illaramendi era profesional.

Una fuente muy cercana al empresario, quien prefirió mantener oculta su identidad, comentó que Beracha nunca fue amigo de Illaramendi, aunque ambos son asesores financieros y con muchos contactos con miembros del Ejecutivo nacional venezolano.

Como todos los banqueros y asesores financieros venezolanos, Beracha, fundador de las firmas de inversión Westfalia Investments y Fractal Fund Management Group, así como presidente de la compañía de telecomunicaciones Celistics Holdings Group, sabía que Illaramendi era el dueño de Michael Kenwood Group y que manejaba fondos de inversión de alta rentabilidad que operaban con papeles venezolanos.

“Beracha, junto a su socio Luis Otero, realizaron una negociación con un producto específico manejado por Illaramendi. Adquirieron papeles del Credit Suiss respaldados por notas estructuradas venezolanas, las cuales Illaramendi había comprado a bajo precio a la banca de Venezuela”, dijo la fuente.

Hasta enero de 2011 Illaramendi había pagado a tiempo a Beracha. El 14 de ese mes salió publicada la información de la investigación de la SEC a Michael Keenwood Group por el desvío de $50 millones de dos de los fondos.

A principios de marzo, cuando se conoció que Illaramendi había montado un esquema Ponzi y que buena parte de los documentos que presentaba eran falsos, perdieron todo el contacto”, señaló el informante.

Tras lo ocurrido, el empresario de origen judío, cuyo padre fundó la empresa Cartones del Caribe, inició gestiones para demandar a Illaramendi.

Pero ese 3 de abril no fue la primera vez en que Moris Beracha se vio involucrado en denuncias por sus amistades y operaciones financieras. En noviembre de 2009, en plena minicrisis bancaria, el entonces diputado del partido Podemos, Ismael García, lo acusó en Venezuela por su participación junto al exministro de Finanzas y exgobernador de Aragua, Rafael Isea, en la colocación a dedo de las denominadas “notas estructuradas”.

El empresario, exyerno de José María Nogueroles, presidente del Banco Nacional de Crédito, no oculta a nadie su papel como asesor de Isea durante 2007 y 2008.

En 2011 Beracha continuaba en Nueva York. Desde operando su negocio de telecomunicaciones. Quienes lo conocen, dicen que prefiere mantener bajo perfil.

En los años noventa, Beracha fue socio de Guillermo Clamens en la firma Wesftalia, relación que no terminó en los mejores términos. En 2009, Clamens fue acusado en EEUU de apropiarse de 200 millones de dólares de Citgo utilizando un esquema Ponzi.

Moris Beracha, administrador de empresas egresado de una de las universidades más caras de Venezuela, trabajó en varias entidades de renombre como Wall Street en Nueva York, en el Hispanic News Press, Westfalia Investments, Brown Montgomery Securities, Protinal, Bestinvest Casa de Bolsa, Acco Manufacturing C.A., Banco Caracas, Cartonera del Caribe, entre otras. Pero su principal trabajo, del que se ha lucrado más, es ser intermediario de llamados “boliburgueses” y “testaferros”, inyectándoles dinero cuando éstos así lo requieren. Asimismo, en una demanda legal en su contra, se señala que podría producir con relativa facilidad avances multimillonarios en efectivo en moneda estadounidense – por el precio debido. ->>Vea más...
 
FUENTE: Con información de reportedelaeconomia.com

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