
“No tengo necesidad de contar estas cosas, pero me apetece porque creo que
puedo aclarar y que no se siga especulando”, comienza diciendo Fabiola en su
publicación con gesto bastante serio. Lo primero que aclara, cansada de
informaciones que ha visto desde que el matrimonio anunció su separación, es
que no va a haber ningún conflicto económico con Bertín Osborne. “Nos
casamos en separación de bienes absoluta y esto significa que ninguno tiene
obligación con el otro”, especifica sobre este punto. Afirma que afronta la
nueva etapa de su vida con la tristeza que supone su fracaso matrimonial con
el padre de sus dos hijos, Kike y Carlos, pero también afirma sentirse
agradecida por los años que ha vivido junto a él y sentirse tranquila.
“Probablemente vendrán tiempos complicados porque una separación no es
fácil”, reflexiona en su publicación. Y también afirma que aunque ninguno de
los dos tienen responsabilidades económicas respecto al otro si tendrán que
establecer acuerdos económicos sobre las “responsabilidades de manutención”
de sus hijos. “Es lo único en lo que respecta a lo económico que tenemos que
hablar”, aclara.
En el vídeo también hace referencia a temas más personales por los que ha
sido criticada en los últimos días. Manifiesta que a nivel profesional tiene
muchas cosas que colocar y que ha cambiado su apellido porque cuando se casó
con el cantante adoptó el de su marido. “Lo hice así porque es costumbre en
Venezuela, mi país, y yo soy una mujer de costumbres”, ha aclarado
visiblemente molesta con las críticas que ha recibido por este motivo.
En la línea de discreción que siempre ha mostrado, Fabiola Martínez ha hecho
todas estas aclaraciones recurriendo a sus redes sociales y no vía exclusiva
en alguna revista como seguro podía haberlo hecho. Su mayor preocupación es
dejar claro que la separación se ha producido de mutuo acuerdo y que los
conflictos económicos no van a existir: “Lo que él tenga o deje de tener es
suyo y solo suyo. Lo que yo tenga o deje de tener es mío y solo mío”, señala
en su vídeo. También concreta que la vivienda familiar en la que reside la
familia en la urbanización de La Florida en Madrid, dejará de serlo en
breve. Explica que la casa no es de su propiedad y que su propietario trata
de venderla desde hace dos años y que ellos no quisieron comprarla porque no
está adaptada a las necesidades especiales de su hijo Kike, que sufre una
parálisis cerebral a causa de la listeria que le afectó durante los meses de
gestación.
Los planes de la pareja eran continuar viviendo en la casa hasta que
encontrasen la vivienda perfecta para su situación, pero “ahora son otras
circunstancias y ya tomaremos decisiones, no tenemos nada clara al
respecto”, afirma sobre el que ha sido su hogar y que los espectadores
conocen porque en ella se han realizado muchos de los programas de
entrevistas de Mi casa es la tuya que conduce Bertín Osborne.
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FUENTE: Con información de
El País
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