Claudia Patricia con su esposo, el capitán Adrián Velásquez Figueroa, alias Guarapiche, jefe de la seguridad de Chávez, son claves para explicar cómo un país así de poderoso económicamente ha terminado mendigando comida, con un éxodo de más de un millón de personas... Ambos están siendo buscados en España. Aquí se refugian huyendo de la Justicia de su país. Esta es su historia: Miles de millones saqueados, casas de lujo, coches deportivos, #PanamaPapers, intercambio de información del régimen por impunidad: incluyendo negociar papeles sobre una -supuesta- financiación ilegal de Podemos, su cacería policial en el País Vasco...
Carlos Tablante, autor del libro El gran saqueo, acusa a los dos de tener, como mínimo, 2.000 millones de dólares en paraísos fiscales. Un milagro económico considerando que, por ejemplo, Velásquez Figueroa cobraba 170 dólares al mes. Y su mujer no mucho más. ¿Cómo pasó? Patricia se convirtió en la mano derecha de un Chávez (...). Lo hizo en el propio Kremlin, a donde la llevó. Después, en 2011, coincidiendo con el diagnóstico de cáncer de Chávez, la ascendió a presidir la Oficina Nacional del Tesoro y el Fondo de Desarrollo. La que fuera una humilde enfermera tenía en sus manos buena parte del dinero de los venezolanos. El pago por los servicios prestados a un casi desahuciado Hugo Chávez. El precio por su silencio.
¿Cómo lo hicieron? Lo explica la periodista venezolana Tamoa Calzadilla, hoy en EEUU, una de las que mejor ha investigado la corrupción del régimen chavista: «Durante su gestión como tesorera, Díaz Guillén custodió los valores e inversiones de la República Bolivariana de Venezuela. También manejó los excedentes petroleros y las divisas de la banca pública, en medio de un estricto control cambiario, vigente desde 2003. Esa restricción permitió que algunas personas cercanas al gobierno chavista se beneficiaran con un sistema que les daba acceso a dólares preferenciales, que luego cambiaban en el mercado negro, fuera del país». Son las piezas claves del ascenso de los bolichicos y los boliburgueses. Sí, esos que hoy están comprando pisos y empresas en España con el dinero manchado del hambre de los venezolanos.
Claudia Patricia tenía información de primera mano de la inminente muerte de Chávez. La pareja, desde el año de su nombramiento, comenzó a crear, a nombre del capitán Velásquez, empresas pantalla en Panamá. Un movimiento de Guarapiche delata lo cerca que estaba el fallecimiento de Chávez. El 21 de enero de 2013, el marido de Claudia acude a una notaria del país centroamericano para firmar su puesto de presidente de la Sociedad Crasqui Holding. Chávez fallece oficialmente el 5 de marzo. Nicolás Maduro le releva en el cargo el 19 de abril de 2013. Nuevo presidente, nuevas reglas, nuevos aliados. Pero ellos ya habían preparado la escapada.
Un día antes de que Maduro asumiera el poder, Velásquez Figueroa funda una empresa llamada Bleckner Associates Limited en Seycheles, ese paraíso fiscal y terrenal, que buscaba fuera su salvación. Para su constitución utiliza al buffet panameno Mossack Fonseca. Las propias comunicaciones internas del despacho demostraron que había un conflicto de intereses, una gran sospecha del origen de su fortuna: «La información encontrada muestra que es ex jefe de Seguridad del Palacio de Miraflores, en la presidencia [de Hugo Chávez]... Entre las investigaciones encontré que él es responsable de la seguridad del hijo del ex presidente Chávez. (...) El email era de agosto de 2013. El destino de la enfermera y el segurata era una mansión con vista al mar en República Dominicana. Todos sus secretos volaron por los aires el 3 de abril de 2016. Estalló el escándalo #PanamaPapers cuyo epicentro era Mossack Fonseca, fundada por el hijo de un nazi. El propio Nicolás Maduro levantó la veda contra los antiguos cómplices de Chávez.
A finales de abril, quisieron negociar, a cambio de la nacionalidad española, documentos que ellos decían probarían la financiación ilegal de Podemos con fondos venezolanos. Nada resultó consistente para sus interlocutores de la Policía. Les consideraron testigos de poca credibilidad.
Se activó una orden internacional que les obligó a huir. Acorralados, aprovecharon los contactos que tenían para conseguir que, en diciembre, una juez anule la petición a Interpol de perseguirlos a nivel mundial. Les duró poco. El fiscal de Venezuela Tarek William Saab les ha puesto en la mira. Caza mayor.
Son para él, la punta de lanza para explicar el expolio de 25.000 millones de dólares. Saab se adelantó y anunció que el lunes 9 de abril de 2018 habían sido capturados en España. Se ha filtrado que su escondite estaba en el País Vasco, una de las comunidades autónomas donde menos venezolanos residen. Cobardes, buscaban evitar que les señalaran por la calle. Las autoridades españolas confirman a Crónica que sí los están buscando pero que aún no han sido capturados... En el registro de sus casas en Caracas encontraron incluso cajas de diamantes. Ese es el nivel del saqueo de estas sanguijuelas, unas que negociaban hasta con la comida que su país no tiene. (PULSE AQUÍ PARA VER MÁS)
Fuente: Con información de MARTÍN MUCHA - http://www.elmundo.es - (PULSE AQUÍ)
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