miércoles, 27 de junio de 2012

Afectadas por PIP piden celeridad en el TSJ

“Cuando me operaron me sacaron un litro del líquido vinotinto que tenía seroma –acumulación de grasa liquida, suero y linfa– y sangre, me tuvieron que raspar la costra”, cuenta Grecia León, quien hasta el mes de mayo tuvo los implantes fabricados por la compañía francesa Poly Implant Prothèses (PIP).
A Grecia, operada por estética en 2008, se le “reventó” la prótesis en junio del año pasado. Tras hacerse los primeros exámenes, incluyendo un eco, “no se veía nada”, sin embargo, debido a la inflamación de su seno izquierdo, a finales de noviembre se realizó nuevos estudios comprobando que la prótesis estaba “reventada”.

A esto se sumó que estaba amamantando, “parecía que tenía 800 cc en un seno y 300 en el otro, estaba deformada totalmente”, cuenta Grecia, una de las afectadas por las prótesis francesas que acudió ayer ante la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), junto al abogado Gilberto Andrea y otras 25 de las víctimas, integrantes de la Asociación Civil de Mujeres Venezolanas Afectadas por PIP (Asomuvenapip) provenientes de distintos estados del país, entre ellos Zulia, Lara, Miranda y Caracas.

Luego de acudir a distintos especialista privados, se dirigió al Hospital Clínico Universitario, ubicado en Caracas, centro en el que varias de sus compañeras afectadas ya fueron atendidas. “Apenas me vieron dijeron que era una emergencia, me vieron el jueves y el lunes ya me estaban operando”. Le advirtieron que no podían colocar nuevos implantes hasta después de transcurrido un año por el daño causado en el tejido.

“Cuando las tenía sentía corrientazos, el dolor en el seno era horrible, sentía que se me estaba durmiendo esa parte del cuerpo, los exámenes de sangre me salieron alterados por la contaminación que tenía, me tenía que colocar tres sujetadores, rellenando el derecho para emparejarlo con la inflamación”, recuerda la difícil situación por la que atravesó a principios de año. Después de haber superado esta primera etapa, Grecia expresa que se siente “fresca” y deja de reflexión que lo mejor “es no ponerse implantes”.

El abogado interpuso dos recursos ante el TSJ para adherirse al amparo constitucional “a la salvedad de la vida que introdujo inicialmente Adriana Alejandra Zorrilla González en virtud del problemas con las PIP, quien sufre adenocarcinoma de pulmón, por lo que se solicitó la protección constitucional para ella”.

El objetivo de estos recursos es “proteger los derechos e intereses colectivos de todas las afectadas por prótesis PIP” que, según la investigación de la Defensoría del Pueblo, rondan las 40 mil mujeres.
Explicó a este rotativo que la asociación se adhiere a su causa para “apoyarla y para solicitar que se dicte una sentencia definitiva a favor” de las afectadas. Así como para sumarse a la acción técnica que interpuso la Defensoría en defensa de los derechos e intereses colectivos.

De acuerdo con el representante legal, en el expediente la Defensoría están contenidas las medidas precautelativas de las cuales hoy gozan las afectadas, quienes están a la espera del protocolo respectivo del Ministerio de Salud para que se produzca su ejecución.

“Nos adherimos para coadyuvar con la Defensoría, buscando se que venza en esta causa a las empresas demandadas y también que las medidas preventivas pasen a tener carácter definitivo después de que se dicte la sentencia firme que esperamos sea favorable a las afectadas”, agrega.

Mayra José Marchán, otra afectada por estos implantes, presente en el TSJ, viajó desde Barquisimeto por tierra hasta la capital para pedir “que el Estado, los médicos y las pacientes” se involucren con lo que está sucediendo con las prótesis PIP. Hace cinco años fue operada, también por razones estéticas. Contó que las PIP fueron seleccionadas por el médico y, al conocer los casos de otras mujeres afectadas, decidió “sacárselas”.
Según los exámenes no había hallazgos de algún daño, pero al operarse, una estaba “rota”. Afirma que optó voluntariamente por no colocarse nuevos implantes “para no pasar por lo mismo nuevamente”.
Marchán explica que sus pechos fueron reconstruidos con “grasa de su cuerpo, pero después de la operación, los puntos se abrieron, supurando grasa”, por lo que decidieron dejar abierta la herida hasta que sanara totalmente.
Su proceso de recuperación ha sido largo, pasaron dos meses para que “la herida abierta” de uno de sus senos cerrara y aún espera para que el segundo termine de sanar.
Mostrando fotos de su celular del daño sufrido, exhorta a las mujeres a preguntar y saber cómo afectará sus vidas cualquier operación estética que deseen realizarse.

Fuente: http://www.panorama.com.ve

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