Desde el 8 de septiembre del año pasado, Zoraida Marval y Mariela Josefina Lemus comparten la misma tragedia, esa que le produjeron las fuertes lluvias de 2010, que provocaron un deslizamiento de piedras desde lo alto de un cerro, y derribaron las paredes de sus ranchos en el sector guanteño de El Faro.Esa tarde nadie resultó herido, pero todos los días el cerro que tienen en el fondo de sus viviendas, les recuerda que en cualquier momento se les puede acabar la suerte.
Una cama matrimonial, que ahora está en la cocina, fue una de las pocas pertenencias que pudo
rescatar Zoraida de los escombros, mientras que el escaparate, un ventilador y un televisor quedaron inservibles. “El cuarto principal fue tapiado, ahora duermo con mis hijos en la cocina”, dijo la vecina, quien vive del comercio de pescado, pero lo que gana no le alcanza para comprar los materiales de construcción necesarios para reparar los daños.
En la casa de al lado estaba Mariela Lemus junto a su esposo Tomás Rosales y dos de sus tres hijas, sentados en las camas que la alcaldía les donó a los pocos días del colapso del cerro.
“Eran como las dos de la tarde y escuchamos que algo fuerte chocó con la pared trasera. Salimos
corriendo del rancho y unas piedras tumbaron parte de la casa”, narró la pareja, dentro de la única habitación construida con chapas de madera y techo de zinc.
Con la mayoría de sus enseres destruidos, la familia fue ayudada por la Alcaldía de Guanta con la
donación de dos camas, nevera y cocina, mientras que el hombre de la casa reparó con lo que pudo, la pared de madera y parte del techo.
“Nos quedamos aquí porque no tenemos otro lugar. Además, soy pescador y vivo de la pesca”, dijo Rosales.
La promesa
Ambas familias recibieron la promesa del alcalde de Guanta, Jhonnathan Marín, de sustituir sus ranchos por viviendas dignas en el menor tiempo posible, sin embargo, todavía las dos familias viven bajo la sombra de un cerro que los tiene acorralados contra el mar.
Con información de: Omar E. Pérez / El Mío - http://eltiempo.com.ve
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