miércoles, 16 de marzo de 2011

Fuenmayor:"Quiero saber quién cometió el delito contra el niño"

Sentado en la sala de su casa, con el rostro descansado y acompañado de su tercera esposa, recibió Luis Fuenmayor Toro, médico farmacólogo y ex rector de la UCV, al equipo de El Universal para explicar cómo fue que le otorgaron casa por cárcel mientras se le sigue un juicio por presuntamente abusar de un niño.
"Nosotros pedimos la sustitución de la privativa de libertad por un beneficio, pero eso no lo otorgó el juez y lo que hizo fue un cambio del sitio de reclusión... En lugar de ser la cárcel de los Teques, es mi apartamento", dijo el profesor mientras aseguraba que allí la única restricción que tiene es la de salir del apartamento, porque puede recibir libremente a quien quiera visitarlo y él así lo autorice.
Dos efectivos de la Policía Municipal de Libertador son los encargados de su custodia. Ambos están colocados justo en la puerta del apartamento y están vestidos de civil.

"La medida la solicitamos el lunes en la mañana y se hizo por varias razones: para privar de libertad a alguien, los elementos de convicción -o sea las pruebas- tienen que ser irrefutables, no puede ser una simple denuncia como es en mi caso... Y mis condiciones de salud; soy diabético e hipertenso. Además, fui operado hace algunos años de la columna y tengo una discapacidad en la pierna derecha, muy leve pero la tengo", agregó.

Luis Fuenmayor Toro asegura que la acusación que le hace su ex mujer es falsa y asegura tener pruebas que fueron desestimadas por la Fiscalía que conoce del caso. "Yo quiero llegar al fondo de esto y saber quién cometió el delito contra el pequeño", aseguró con contundencia.

Contó además su experiencia en los calabozos de la División de Captura del Cuerpo de investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas, en donde estuvo recluido desde viernes en la noche, cuando fue imputado y privado de libertad en la audiencia preliminar que se celebró ese día, hasta este martes, pasadas las nueve de la noche.

"El viernes cuando llegué me asignaron una celda donde solo había un recluso. La celda estaba sola y me tocó dormir en el piso. Y hacerlo es terrible, no por lo duro, sino por lo frío que es el suelo. Y el cuerpo no lo calienta... al contrario, el frío cala. Cuando me pasaba yo me levantaba y me sentaba. En la mañana cuando pedí ir al baño, me pusieron en una celda donde había mucha gente, pero no reos peligrosos. Ahí hicimos cola para ir al baño", contó.

Recordó que el baño es de un metro por un metro con un tobo para orinar, un albañal con tapa para evacuar y una regadera. La única condición que explican los funcionarios y los reos que se debe cumplir es la de usar unas cholas de goma de suela muy gruesa para no pisar el piso. "Fueron muy solidarios conmigo. Decían: 'ayuden al viejo ahí', para que no me cayera y siempre estuvieron pendientes de que no pisara el suelo del baño", explicó.

Fuente: http://www.eluniversal.com

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