domingo, 24 de enero de 2010

¡Crisis tenemos nosotros!

Los paniaguados del régimen cada vez que se ven obligados a hablar del descalabro económico y social al que las travesuras del “niño” Hugo Chávez ha llevado a Venezuela, engolan la voz para hablar de “la crisis del capitalismo mundial” y por allí se van rebuznando sobre que si el desempleo en los Estados Unidos, que si hay centenares de miles de personas sin hogar allí, que si patatín que si patatán.
Que aquí en Venezuela millones de personas han salido de la pobreza extrema, que la revolución ha sido lo mejor que le ha podido pasar a éste país, que los venezolanos tenemos el salario mínimo más alto del mundo (por supuesto se hacen los locos sobre la gigantesca inflación), que en éste país la gente debe comer menos porque hay demasiados gordos, que la gente tiene ahora tanta plata que todos quieren vivir como millonarios y otra cantidad de sandeces.
Sin embargo, todos sabemos que por millones se cuentan los latinoamericanos capaces de hacer cualquier sacrificio con tal de vivir en los Estados Unidos, comenzando por los cubanos. Que un negrito de origen humilde como Tigre Woods acaba de aceptar pagarle a su ex esposa 300 millones de dólares en un acuerdo de divorcio y miles de historias más de personas comunes y corrientes que gracias a su talento y esfuerzo han logrado en corto tiempo conquistar fortunas que podrían eximir de trabajar a sus descendientes por decenas de años.
Vemos que incluso deportistas venezolanos destacados han logrado contratos multimillonarios que podrían permitirles en un año comprar totalmente sus ciudades o pueblos natales. Que con actividades sencillas como el deporte, la cultura y el entretenimiento los gringos son capaces de generar poderosas industrias que le dan empleo seguro y excelentemente bien remunerado a millones de personas y que aportan inimaginables aportes al Fisco de ese país.
Igualmente observamos que los gobernantes incapaces no tienen vida en el escenario político gringo. Un político que cometiera la impropiedad de dar discursos de más de una hora sería censurado agriamente, y Dios libre a quien se le ocurra encadenar los medios de comunicación para decir estupideces, sería condenado a la silla eléctrica por lo menos. Si un Presidente se atreviera a dilapidar los dineros públicos no viviría para contarlo, y así por el estilo.
Cuando oigo a esos infelices hablar de que el capitalismo está en crisis, no puedo más que pensar: ¡crisis tenemos nosotros!


Por: Jorge Ramírez Fernández
8.323.315
e-mail: jorgeramirezfernandez@hotmail.com
www.jorgeramirezfernandez.blogspot.com

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