miércoles, 25 de enero de 2017

El salitre habita en gimnasios verticales de Vargas

Las condiciones climáticas de la entidad corroen cada parte de la estructura; el injustificado retraso en su construcción, que inició hace tres años, desgasta la promesa hecha a las escuelas deportivas comunitarias que se verían beneficiadas, según un reportaje de El Estímulo.
“El gobierno del presidente Nicolás Maduro está cumpliéndole al pueblo de Vargas. Se asumió la construcción de un tremendo gimnasio y aquí está, se está construyendo maraca de obra para beneficio de todos los varguenses”, declaraba en marzo de 2014 el coronel José Manuel Suárez, presidente del Instituto de Infraestructura de Vargas y secretario general de gobierno en la entidad costera que, para entonces, estimaba la inauguración del recinto para el mes de junio.

Hoy, cinco pisos cubiertos de malla metálica con los colores de la bandera de Venezuela destacan entre el resto de las edificaciones. Son tres gimnasios verticales, distribuidos a lo largo de la costa güairense, y pese a lo atractivos que resultan para la comunidad deportiva del estado, aún son inhabitables.

Los Centros de Deporte y Cultura (CDC) de Paz, como han sido denominados por el Ministerio de Despacho de Presidencia, ente encargado de su supervisión, forman parte de la lista de promesas del Estado para los litoralenses, especialmente para los pequeños atletas en edades de formación.

Trabajadores de la Gran Base de Misiones Socialistas de la región, también involucrada en el proyecto, aseguran que los recintos presentan un avance del 90%, y que podrían ser entregados durante el primer trimestre de 2017. No obstante, una visita de El Estímulo comprobó que desde las escaleras hasta las “paredes” sufren las consecuencias del salitre de la zona, razones que llevan a pensar que la obra, que comenzó a edificarse en octubre de 2013, está lejos de ser inaugurada.

Óxido que agobia

Ninguno de los tres gimnasios tiene acceso para el público, y sólo uno de ellos –el de Mamo- tiene presencia de obreros ejecutando la construcción. El hermetismo envuelve cualquier información sobre el estado interno de los recintos y los vigilantes se limitan a explicar que aún no están equipados.

La verdad es otra. No sólo la falta de implementos deportivos ha retrasado la apertura de los CDC de Paz del estado Vargas. El salitre de la región los consume de adentro hacia afuera y, pese a sus coloridas fachadas, sus instalaciones –que serían destinadas para áreas de spinning, pesas, artes marciales, judo, boxeo, salones para reuniones y hasta una cancha de usos múltiples- están cubiertas de un espeso óxido.

Escaleras, vigas, ascensores, puertas y las mallas metálicas que fungen como paredes son víctimas de un carente estudio sobre el efecto del mar en la estructura, que se encuentran apenas a unos pasos de la playa.

“Los gimnasios están paralizados porque se tuvo que modificar el proyecto. Se construyeron con los mismos materiales usados en Caracas, y el salitre se los comió”, señala una fuente vinculada a la obra, que prefiere reservar su nombre.

“Ahora se deben desmontar todas las mallas e instalar unas nuevas, que aguanten estas condiciones climáticas. La empresa Preston se encargará de eso. Ellos son los facultados para trabajar con las contratistas que están aquí”.

La única compañía inscrita con ese nombre en el Registro Nacional de Contratistas es Preston Corporation 21 C.A. que, según los datos suministrados en dicho portal, se dedica a la distribución de lanchas, motores y piezas de seguridad industrial, y a la fabricación de redes eléctricas y tanques metálicos soldados, entre otros. Su vinculación con la Fundación Propatria y la construcción de los CDC de Paz no pudo ser corroborada.

“La estructura es recuperable”

Contrario a lo que indica la fuente vinculada con la obra –sobre la necesidad de sustituir los paneles metálicos que conforman las paredes del recinto- el ingeniero Lluster Suárez, encargado del Departamento de Planificación de la Universidad Nacional Experimental Politécnica, sede Luis Caballero Mejías, indica que la remoción no es indispensable, tras una evaluación de las fotografías del lugar.

“El daño ocasionado por el salitre a este tipo de estructuras depende del espesor del material utilizado para su elaboración. Lo correcto es tomar previsiones y protegerlos con pintura anticorrosiva, de lo contrario, el rocío marino ocasionará una oxidación importante”, señala.

El fenómeno, denominado par galvánico, es un proceso electroquímico en el que un metal se corroe cuando está en contacto eléctrico con un tipo diferente de metal y ambos se encuentran expuestos a un medio húmedo. El más fuerte afectará el espesor del más débil.

“Sin embargo, deben pasar muchos años para que este daño sea irreversible. El desgaste del metal suele ser de micrones, que son milésimas de milímetro. Y, en este caso, los paneles que recubren el gimnasio son recuperables”.

El ingeniero explica que existen dos técnicas sencillas y de rápido desarrollo para la restauración. “La más simple es limpiar las láminas con chorro de arena; esto se hace con un compresor, y hay equipos especializados para las estructuras de tal magnitud. También pueden deshacerse del óxido con un cepillo eléctrico. Luego, debe seguirse el proceso reglamentario, y proteger el material con pintura anticorrosiva”, indica.

Esta reparación tiene un tiempo estimado de un mes, asegura el especialista.

Sin embargo, en una visita al recinto, el equipo de El Estímulo comprobó que no sólo los paneles y escaleras padecen de los embates del salitre; las vigas, en sus uniones, presentan el mismo problema. No obstante, también son recuperables.

“Las vigas son de un material macizo y esto las hace muy resistentes. Cuando no se cumple con el proceso adecuado de soldadura, suelen corroerse en las hendiduras, pero esto puede solucionarse si ésta se completa de la forma adecuada. Si las vigas del gimnasio tienen este problema, quiere decir que no se hizo una soldadura corrida (sin espacio entre una y otra), que es la indicada para este elemento. Éstas también deben ser protegidas ante la corrosión, pues, pese a su naturaleza fuerte, con el pasar de los años el salitre puede disminuir su espesor, y con esto también su resistencia”.

Movimiento por la Paz y la Vida

Los gimnasios verticales de Vargas forman parte de un proyecto macro de 30 CDC de Paz, que se construirán en todo el territorio nacional. La obra, ejecutada a través de la Fundación Propatria 2000 y gerenciada por Fondo Global de Construcción (según consta en el Registro Nacional de Contratistas), tiene como objetivo ser un “módulo impulsor del deporte y la cultura potencializando a la comunidad a un camino de armonía y paz”, asegura en su sitio web el brazo gestor del Despacho de Presidencia.

Sin embargo, su construcción da para más, y la figura se ha convertido en una de las propagandas favoritas del gobierno del actual presidente.

Su supervisión, desde 2014, ha formado parte del Gobierno de Calle, iniciativa planteada por Nicolás Maduro durante su campaña presidencial, enfocada en “profundizar el contacto directo con el pueblo, unificando los dos pilares de la Revolución: el Poder Popular y el Gobierno Revolucionario”, según ha manifestado el mandatario.

Es, además, parte de las obras delegadas a la Gran Base de Misiones Socialistas de Vargas, “centros logísticos y operativos construidos por el Gobierno Nacional en las 1.500 comunidades identificadas con pobreza extrema en Venezuela para garantizar servicios de salud, alimentación, atención social y educación”, se lee en una nota publicada por la Agencia Venezolana de Noticias.

Aunque ningún documento comprueba lo último, fue un representante de dicho proyecto quien se comunicó vía telefónica con el equipo de El Estímulo para indagar sobre el objetivo de este reportaje y de las visitas a los recintos litoralenses. La fuente solicitó que no se revelara su identidad.

El Programa Nacional de Masificación Deportiva, promovido por Mindeporte, también se ha visto beneficiado por la obra, que ha sido la bandera en su misión de fomentar la actividad física en las comunidades.

Lo cierto es que, año tras año, el Ejecutivo ha vinculado a diversos sectores de la sociedad al proyecto, dejando clara su intención populista; pero generando dudas con respecto a la eficacia de su servicio.

En contraste, los gimnasios verticales de Chacao o Petare, gestionados por sus respectivas alcaldías, no evidencian un retraso exagerado en sus obras.

Con una inversión de 43 millones de bolívares y una estructura de siete pisos, El Dorado, como fue denominado el espacio del municipio Sucre, se construyó en un lapso de tres años; mientras, el gimnasio de Chacao fue restaurado en poco más de un año, con un presupuesto de 16 millones, tras un incendio que requirió la recuperación de todo el sistema eléctrico, hidráulico, la superficie de las canchas y estabilización de la estructura.

El proyecto de los CDC de Paz ha inaugurado recintos en Guacara, Trujillo y Mérida. Sin embargo, éstos sólo representan el 40% del proyecto de escala nacional. El dinero invertido en la obra, hasta el momento, se desconoce.


Fuente: Con información de Johanna Osorio - http://elestimulo.com

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