Ricardo Fernández (I Parte)

Por: Rafael Medina - El empresario Ricardo Fernández Barrueco tiene un gran talento para ganar mucho dinero, si se quiere con un mínimo esfuerzo e inversión. Se trata de una máxima aplicada magistralmente por otros millonarios que han amasado grandes fortunas.
Fernández Barrueco se convirtió en uno de los más importantes proveedores de cadenas públicas de alimentos, dueño de la más grande empresa atunera del continente americano, llegando a ser propietario de varios bancos y casas de bolsa, haciéndose de la concesión del astillero más grande del pacífico y estando a punto de adquirir una empresa de telefonía celular en Venezuela.
A pesar de los esfuerzos de varios abogados, Fernández permanece preso en la sede de la Dirección de Inteligencia Militar desde el 20 de noviembre de 2009. Su apoderado legal, José Gregorio Camacho –también preso- es acusado de participar en los ilícitos que se le imputan al empresario, en algunos de los cuales ha resultado involucrada su empresa Galopy Corporation International N.V.
A Fernández Barrueco se le culpa de apropiación de recursos de los ahorristas, apropiación indebida de créditos y asociación para delinquir, por lo que le es seguido un juicio que se ha prolongado durante meses.
Ricardo Fernández era el dueño de un estacionamiento público y su surgimiento económico se habría dado particularmente durante el paro petrolero, al iniciarse como proveedor de alimentos de instituciones públicas. Se convirtió en uno de los principales proveedores de Mercal y dueño de una de las mayores flotas de camiones para transportar carga en Suramérica. Se dice que llegó a tener más de 3 mil camiones, en su mayoría Mercedes Benz.
Controlaba gran parte de las empresas atuneras en Venezuela y el procesamiento, exportación e importación de granos. Su imperio se extendió a Ecuador, Panamá, Nicaragua y Costa Rica. Compró el Banco Confederado, Bolívar Banco, Banpro y Banco Canarias, instituciones en las que supuestamente se simulaban balances y compras de títulos valores emitidos por el gobierno, que eran vendidos inmediatamente a compañías relacionadas; fingiendo que los títulos permanecían en los bancos y que generaban intereses que realmente nunca recibían.
Según averiguaciones de la fiscalía y las juntas interventoras, fueron entregados astronómicos prestamos sin garantías a empresas del banquero, recibiendo elevados sobregiros a través de los bancos antes mencionados. De esto mismo se deduce que U21 e INTERBURSA fueron los principales instrumentos de las transacciones.
Ricardo Fernández Barrueco tendría buena parte de su fortuna en bancos panameños. Éste y José Gregorio Camacho contaron con la supuesta ayuda de Teresa Jerez Herrera en las negociaciones por las que se les acusa.