Era el 20 de febrero de 1989 y el gobierno de Carlos Andrés Pérez intentaba negociar préstamos en el exterior y firmar una “carta de intención” con el Fondo Monetario Internacional.
Ese mismo día, tres gandolas y un enorme operativo de seguridad daban cuenta del retiro de ocho toneladas de oro de las bóvedas del Banco Central con destino a Londres.
La nota de primera página del diario El Nacional(Todavía no era el Nazional) del día 21, reseñaba: “Ayer se trasladaron a Inglaterra parte de las reservas de oro monetario para su certificación como Good Delivery”.
En otra parte, expresaba: "El BCV colocará parte de sus reservas internacionales en oro en mercados donde conviene tenerlos, según informó su presidente Pedro Tinoco, para obtener créditos que mejoren la posición de activos internacionales del instituto".
Sin embargo, Tinoco un día antes había dicho en entrevista con Marcel Granier en RCTV que la operación se realizaría con oro no monetario y sin pignoración(sin empeñarlo) del metal.
“Tinoco miente”, afirmó Pablo Medina, acompañado de Lelis Páez, también de La Causa R. En este momento están saliendo del BCV los primeros camiones, el primer embarque en cumplimiento del contrato”. Según Páez, quien se comunicó vía telefónica con este diario, ambos formaron un escándalo a las puertas del organismo emisor para rechazar el saqueo de las reservas del país.
El Nacional reseñó algunos párrafos textuales del acta de la reunión del BCV, uno de ellos decía: “La gerencia de Administración de Reservas presentó un punto para la realización de una operación de pago adelantado, entrega diferida por venta de oro”.
Medina agregó: "Se trata de vender oro monetario de las reservas(…) Tinoco le ha mentido al país y el presidente de la República también".
Dos días después, Celestino Armas, ministro de Energía y Minas de Carlos Andrés Pérez, despejó la duda. El titular de una nota de El Diario de Caracas del 22 de febrero anunciaba: “Daremos oro como garantía”.
Según la noticia, “el ministro Armas ‘admitió’ que el equipo negociador de la deuda venezolana y de los nuevos préstamos, ha estado hablando con bancos en Londres y Estados Unidos ‘y como la situación del país se ha debilitado, ha planteado depositar en estos bancos parte del oro monetario en poder del BCV como garantía para obtener créditos y varios millones de dólares”.
Según la nota, “al señalársele que con esta negociación se corre el riesgo de que si Venezuela no paga pueden embargarnos, Armas dijo: ‘cualquier país o cualquier empresa están sujetos a que los embarguen si no pagan”.
Lusinchi también empeñó el oro
El 24 de febrero, el economista Francisco Faraco en entrevista publicada en El Diario de Caracas hizo una nueva revelación. “La mitad de reservas de oro están empeñadas”, decía el titular.
La nota afirmaba que el gobierno anterior presidido por Jaime Lusinchi también había empeñado parte de las reservas en oro depositadas en las bóvedas del Banco Central.
Según la cuenta de Faraco, la sumatoria de lo pignorado (empeñado) por Lusinchi y por CAP equivalía a unos cinco millones de onzas de oro, “la mitad de reservas de oro las han colocado en el exterior como garantía frente a los compromisos adquiridos o por adquirirse para la obtención de dinero fresco”.
Dijo que era “ficticio” distinguir entre oro monetario y no monetario. “Las dos modalidades de oro han sido embarcadas al exterior; durante el gobierno anterior también se enviaron dos millones de onzas de oro y en el actual se han enviado casi tres”.
Relató que el ex presidente Lusinchi “aconsejado por el ministro de Justicia de la época, Luis Beltrán Guerra, renunció a la inmunidad de embargo”, de manera que, “el oro venezolano es susceptible de embargo justamente cuando estamos en mora técnica con los acreedores”, alertó.
Fuente: Prensa Yvke Mundial/ CCS
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