El 1 de julio el escándalo de abuso sexual infantil, que involucraba como presunto responsable a un profesor de natación del Colegio Emil Friedman se hizo viral en las redes sociales y, de inmediato, el tema tuvo protagonismo en la opinión pública.Un día antes, el 30 de junio, los entrenadores Richard Marín y Juan Carrillo, fueron detenidos por una comisión del Cicpc que los apresó luego de recibir la denuncia del representante de un niño de seis años de edad que dijo que su instructor abusó de él. Las alarmas se prendieron en la familia cuando la madre del estudiante de primer grado encontró un fluido en el interior del pequeño.
Posteriormente, al conocerse que el profesor Juan Carrillo fue imputado por complicidad y que quedaría en libertad bajo fianza, algunas versiones y rumores ya anticipaban el veredicto: “Richard Marín es inocente”, “Richard Marín es culpable”. Aunque en el lapso de los 45 días dispuestos por el Ministerio Público para presentar el acto conclusivo continuaban las contradicciones, en el transcurso de la investigación surgieron elementos que por un lado comprometían al entrenador; pero, por otra parte, también aparecían evidencias que lo exculpaban.
Hoy, cuando ya el Ministerio Público acusó al profesor Richard Marín por su presunta responsabilidad en el abuso sexual a un niño de seis años de edad y a otros dos estudiantes de cinco y siete años de edad, el entrenador enfrenta un desafío que nada tiene que ver con una de sus pasiones: los deportes y su destreza en la natación. (PULSE AQUÍ PARA VER MÁS)
Fuente: Con información de Angélica Lugo - http://runrun.es
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