“Habían obispos involucrados en esta rebelión, el comandante (Luis) Reyes Reyes me pidió que hablara con ellos", expresó, y aseguró que un día antes se dirigió a un retiro espiritual, donde sostuvo una reunión con al menos 10 personas "allí se encontraban el cardenal Alí Lebrún, el obispo Mario Moronta y el obispo Manuel Lozada”.
Señaló que "cuando no hay paz es porque falta la justicia", mientras explicó que las tres rebeliones que han marcado la historia contemporánea del país como lo son El Caracazo, el 4 de febrero y el 27 de noviembre de 1992, "tuvieron como hilo conductor la injusticia y la corrupción social".
“Nuestro sacrificio abrió la puerta a la concientización del pueblo venezolano”, expresó Lucero quien es el primer oficial en la historia de Venezuela que se ordena sacerdote.
Recordó que los jóvenes oficiales sublevados ejecutaron la rebelión civico-militar del 27N con la intención de "gritar a Dios" que los librara de la oligarquía y "de la pobreza moral, intelectual, social en la cual estaba inmersa Venezuela".
Junto con la mayor Marisela Arévalo, su rol en el levantamiento cívico-militar era el de enviar información sobre la insurrección a medios nacionales e internacionales.
Aunque resultó ileso en esta rebelión donde algunos de sus compañeros dejaron la vida, fue apresado con el resto de jóvenes insurgentes, y comentó que por ser el más antiguo les daba clases de reflexión teológica y les ayudó a superar el trauma difícil de haber perdido lo que él ha llamado "La Rebelión de los Caballeros Alados".
| Fuente: AVN |
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