con el objeto de delinear “la ruta de las fuerzas políticas democráticas de oposición para lograr el cambio constitucional del régimen encabezado por Nicolás Maduro”. El corazón del documento era este: “la selección del candidato presidencial de la unidad mediante el método de elección primaria universal, directa y secreta con observancia del principio de un elector un voto, y la renuncia expresa del candidato a la reelección presidencial”.
Ramos Allup dispara:
“El citado compromiso tiene plena vigencia y traza una ruta inequívoca, aunque por conveniencias inconfesables hubiese sido total o parcialmente incumplido por varias de las organizaciones que lo suscribieron. Ellas están obligadas a explicar su conducta ante el país, en vez de continuar escarbando con lamentos tardíos las consecuencias que produjeron los hechos que ellas mismas generaron”.
A decir verdad, ni hubo primarias ni consenso. De hecho, cuando había tiempo suficiente para celebrar el proceso de primarias, partidos del G4 comenzaron a argumentar que no había ni tiempo ni recursos, con el objeto de hacer tiempo suficiente para que no hubiera ni primarias ni consenso. Al final, el bloque más grande de la MUD decidió no participar, mientras que Henri Falcón se auto nombró candidato presidencial.
Pero volvamos al artículo de Ramos Allup. Ya al final, sentencia:
“Además de las violaciones a los compromisos y acuerdos, hay que mencionar otras circunstancias que también afectan la unidad: las agendas y planes de sectores plutocráticos prófugos por encima del interés nacional, casi todos concebidos, dirigidos y monitoreados desde el exterior, con sus campañas comunicacionales erosivas, sus lobbistas internacionales y sus corresponsalías vernáculas. Esos factores se proponen establecer su proyecto eterno: una seudodemocracia estrafalaria, antipolítica, corporativa, sin partidos, sin sindicatos, sin gremios, sin organizaciones no gubernamentales, sólo con políticos de sus nóminas, es decir, una democracia que no es tal sino mera sustitución de un régimen hegemónico y autoritario por otro de iguales características pero de otro signo ideológico. Súmele a esta cacofonía la fantasía de confiar nuestro futuro a factores exógenos, de continuar poniendo el acento en la agenda internacional en desmedro de la interna y de seguir alentando la esperanza de una solución fundamentada en trucos, hechos azarientos, mágicos, astrales que vienen anunciándose burlescamente desde hace años como si se tratara de la llegada del Mesías”.
Fuente: Con información de https://elcooperante.com - (PULSE AQUÍ)
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