De su identidad se sabía poco menos que nada, hasta hace algunos años, cuando se logró identificar como uno de los capos más importantes del mundo. Se estima que al menos 900 toneladas de cocaína fueron transportadas bajo su atenta mirada. Fuentes colombianas que contribuyeron a la aprehensión de este hombre oriundo de Bogotá, aseguran que ni un miligramo de cocaína se movía sin que él lo supiera. De hecho, uno de sus hombres de confianza, Héctor Saldarriaga, alias el Mojarro, resultó muerto, el pasado 17 de abril, por transportar un cargamento a
Nicaragua sin su consentimiento. Compañeros por más de 10 años, el Mojarro era jefe del grupo de sicarios que manejaba Barrera. El capo lo persiguió, lo buscó hasta debajo de las piedras y lo asesinó. También le quitó la vida a dos de sus amantes y a la esposa e hijos de su lugarteniente les arrebató todas sus propiedades y vehículos.
Básicamente, la labor de Barrera consistía en comprar la droga producida por la Farc para luego venderla a carteles importantes o a los paramilitares que la exportaban por su lado. Cobraba por envíos y desembolsaba fortunas mensualmente para protección y seguridad, pagando sumas millonarias que le permitieran construir este imperio del delito. A Daniel Barrera nadie lo conocía por su nombre de pila, todos usaban el mote “el Loco”. Incursionó en el mundo de las drogas luego de que asesinaran a uno de sus hermanos que trabajaba en un laboratorio de los llanos colombianos. No solo se hizo del lugar, sino que despachó a todos los que de una u otra forma estuvieron involucrados en el crimen.
A Barrera, como buen capo, le encantaban las modelos. En varias ocasiones la policía le hizo seguimiento a algunas de ellas para obtener pistas. Su apariencia personal también le preocupaba. Se hizo varias cirugías y dos bypass gástricos para no perder la línea. Pero sus arreglos no eran solo cosméticos. Cuando fue atrapado el 18 de septiembre, en una acción conjunta entre cuerpos de seguridad de Venezuela, Estados Unidos, Inglaterra y Colombia, tenía las palmas de las manos chamuscadas. Había intentado borrarse con ácido las huellas dactilares para ser aún más irreconocible. Las investigaciones han revelado que tenía varias fincas en el país, algunas de varias miles de hectáreas. Aunque se presentaba a sí mismo como un sencillo hacendado y no le importaba, si las circunstancias apremiaban, almorzar con pan y refresco, se daba sus gustos. Y uno de ellos fue el que alertó a las autoridades sobre la opulencia del personaje. De acuerdo con el diario colombiano El Espectador, las compras de un automóvil Jaguar último modelo y de un Porsche, fueron la guindas de la torta. No solo Barrera se paseaba por las calles de Caracas con sus lujosos carros, sino que uno de sus hijos estrelló el vehículo alemán. Fue en ese instante que se dio cuenta que estaba siendo demasiado bandera y debía bajar el perfil. Entonces comenzó a moverse en tres regiones: Barinas, Portuguesa y Táchira. Su maniobra resultó exitosa y las autoridades le perdieron la pista por varios meses. Hasta el 18 de septiembre, día en que selló su suerte.
Colombia y Estados Unidos piden su extradición, mientras que las autoridades venezolanas estudian la situación. Lo que es seguro es que el Loco no va para un manicomio.
Fuente: Laura Weffer Cifuentes - http://www.ultimasnoticias.com.ve |
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Envíenos sus comentarios y aportes informativos al tema. Recuerde que su comentario, aunque no sea publicado, puede ser tomado en cuenta para nuestros temas de investigación. Los comentarios con términos insultantes, ofensivos, denigrantes y que incumplan nuestras políticas serán rechazados. Sólo puede enviar comentarios de menos de 1 mil (1.000) caracteres.