domingo, 22 de abril de 2018

De la Pdvsa del privilegio a la de la subsistencia

Trabajar en Petróleos de Venezuela significaba prestigio, educación para tus hijos, un techo, comida en la mesa y una vejez sin muchas preocupaciones”, así lo describe José Luis García, un ingeniero que entró a trabajar en Pdvsa en 1986 y salió hace 15 años con el paro petrolero.

García, a sus 58 años, señala que no podría cuantificar a los familiares y amigos que socorrió con el salario y los beneficios que recibió de Pdvsa durante su estadía en la petrolera. A su casa, ubicada en uno de los campos petroleros de la Costa Oriental del Lago, acudieron muchas personas de su entorno y logró ayudarlos a todos sin alterar su rutina.

“Con lo que yo ganaba podía mantener mi casa y ayudar a muchos familiares. Recibíamos beneficios por nuestro trabajo sin que interfiriera la política”, aseveró García.

El ingeniero jubilado, en diciembre de 2002, para el momento del inicio del paro petrolero impulsado por la alta gerencia de Pdvsa enfrentada entonces al presidente Hugo Chávez, estaba suspendido por problemas de salud. Cuando intentó reincorporarse a sus labores rechazaron su entrada, pues figuraba en la lista de los trabajadores que habían sido desincorporados de la nómina por la nueva directiva como represalia a quienes no atendieron el llamado de regreso al trabajo durante la huelga general que se extendió hasta febrero de 2003.

Cálculos del sector de hidrocarburos refieren que en esa purga salieron más de 17.000 personas de la estatal por razones políticas. La nómina petrolera, en el año 2000, alcanzaba los 40.385 trabajadores. Tras la salida de Rafael Ramírez de la presidencia de Pdvsa en el 2014, tenía 152.072 trabajadores, según el Informe de Gestión de ese año.

Los acontecimientos que desencadenaron el paro petrolero marcaron una nueva época en Pdvsa y, ese cambio se materializó con políticas y cláusulas contractuales, además del refrescamiento de la imagen de Pdvsa, cuya transformación más cosmética fue la intervención del logo. El petroglifo azul en forma de sol cambió a rojo para identificar lo que en alocución del presidente Hugo Chávez sería “la nueva era de Pdvsa".

“Ese día cambió mi vida", sentenció José Luis García. "Fue difícil, pero lo superé".

Lamenta que la Pdvsa que él vivió, la joya petrolera de América Latina, esa que era referencia mundial y de la que "nos enorgullecíamos cada vez que nos enviaban al exterior para hacer cursos y talleres de capacitación y profesionalización, hoy no sea lo mismo por el estado en el que se encuentra”, recalcó el jubilado petrolero.

A su juicio, los trabajadores no comprenden lo que significó la Pdvsa azul.

En el lado opuesto está Manuel Alberto Ramírez. A sus 29 años es ingeniero y, al igual que el jubilado petrolero, ocupó un cargo en jerarquía operativa dentro de un muelle de Pdvsa en el municipio Cabimas. Aunque ambos trabajaron en la misma empresa, vivieron sus diferentes caras.

Al preguntarle a Ramírez sobre lo que representaba Pdvsa para él, simplemente dijo: nada. Sus justificaciones son lógicas, no tiene una vivienda propia y tampoco carro; nunca ha salido del país y no ha logrado llevar de vacaciones a su familia más allá de las playas de Falcón.

Para el joven ingeniero de Pdvsa su prioridad es alimentarse, no piensa en otra cosa que en buscar ofertas en los mercados municipales y poner un plato de comida en la mesa de su casa. “Cuando entré a trabajar en Pdvsa —en el año 2008— mi familia estaba orgullosa porque recibí muchas facilidades para estudiar y adquirir una casa, pero ninguna resultó duradera porque no las aproveché como debía”, explicó

Todavía para el 2008, trabajadores de la petrolera tenían acceso a un seguro médico que les cubría de forma inmediata y completa cualquier percance de salud. Además, contaban con las facilidades para créditos de vivienda, carro e incluso para la adquisición de computadoras. Adicionalmente, la industria pagaba cursos en cualquier parte del país o el mundo.

Ramírez decidió poner fin a su relación laboral con Pdvsa el 22 de febrero de este año porque con lo que ganaba no podía mantener a su familia y, tampoco cubría sus expectativas pese a las guardias que hacía en las gabarras que extraen crudo de la cuenca del Lago de Maracaibo. Todo lo que obtenía lo gastaba en comida.

Emigrar no está en sus planes, por ahora, porque ofrece sus servicios como traductor de documentos de inglés a español a través de una página en Internet y recibe su pago en moneda extranjera, lo que le permite mantener a su familia. (PULSE AQUÍ PARA VER MÁS)

Fuente: Con información de Mayreth Casanova - https://elpitazo.com - (PULSE AQUÍ)

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