martes, 10 de octubre de 2017

La historia de un venezolano que emigró a EE.UU. y regresó a su país

Las dramáticas despedidas en el colorido piso del aeropuerto de Maiquetía se convirtieron en la imagen de cada día, al igual que los cientos de viajeros que ante la imposibilidad de adquirir un boleto aéreo recurren a las alternativas terrestres para buscar mejores condiciones de vida. Pero también están los que tras emigrar y probar las hieles de empezar desde cero, han decidido regresar.
No son pocos los que cuestionan a Freddy Duque el haberse regresado a Venezuela en una de las peores crisis. Viajó a Estados Unidos en busca de ese “sueño americano” pero asegura haber encontrado la misma historia entre los paisanos: un médico cirujano lavando baños, un abogado lava platos en un restaurante, una odontóloga de mesera en un restaurante, también los venezolanos están trabajando de taxistas en Uber o Lift.

Duque cuenta con dos maestrías y un doctorado y por si fuera poco ha escrito cuatro libros, datos que solo después de consultarlo en Google, la dueña de la mansión en la que él trabajaba jardinería se vio obligada a pedirle disculpas por el mal trato que le había dado desde que llegó a su casa.

En su tragedia, asegura haber visto la muerte de cerca al casi caer de un techo al menos 6 metros de altura, salvándose únicamente por quedar sostenido de un brazo. “Respeto a todas esas personas que tomaron la decisión de irse del país y están pasando por muchas de estas calamidades, pero siento que no son felices, considero que uno debe estar donde se es feliz”.

En su experiencia asegura haber visto como en Estados Unidos más de la mitad de los emigrantes venezolanos trabajan solo para alimentarse y pagar el alquiler, 40% vive de la ayuda que le da las iglesias, y amueblan sus casas alquiladas con muebles que las personas desechan y botan en la basura de reciclaje.

“Cambiamos tranquilidad por seguridad, cambiamos tener acceso a los alimentos y las medicinas por destrucción del cuerpo y el estrés que implica las jornadas ininterrumpidas de trabajo, la pérdida de nuestra dignidad como personas máxime si eres un profesional ya que somos tratados y discriminados como animales”, asevera quien ahora en Venezuela responde a quienes le cuestionan con la expresión: “Jodidos pero contentos”. (PULSE AQUÍ PARA VER MÁS)

Fuente: Con información de http://www.venezuelaaldia.com

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