El médico maracayero de 26 años trabajaba en dos clínicas y un hospital. Su esposa, con quien comparte la profesión, hacía lo mismo en una clínica y un hospital. Ni juntando los cinco sueldos pagaban un alquiler en Caracas. Esa fue básicamente la razón de su éxodo. No habían estudiado para eso. No se esforzaban tanto para obtener del árbol unos frutos así de amargos.
El viaje a España estaba planificado, primero, como algo turístico. Pero el sentido de la huida le detonó a la pareja. Sucedió el 9 de abril de 2015, cuando el Gobierno redujo el cupo de divisas a través del Centro Nacional de Comercio Exterior (Cencoex). Allí fue cuando Salas se dio cuenta que el país lo estaba echando, porque las cosas no se iban a mejorar. Que era ahora o nunca.
Se reunió el dinero y se compraron los pasajes. La bata, de momento, se guardó en una maleta para cruzar el Atlántico. Se casaron, y así el joven médico pudo obtener la residencia legal española que absorbió de su esposa, quien ya tenía nacionalidad por sus raíces. Llegaron a una tierra donde sabían que con hacer un esfuerzo, la cosecha podía ser mejor. (PULSE AQUÍ PARA VER MÁS)
Fuente: Con información de Luis Alejandro Borrero - http://www.el-carabobeno.com
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