domingo, 22 de mayo de 2016

Venezolano-español detenido en Caracas es acusado de fraudes petroleros con empresa Arevenca

El venezolano-español Francisco Javier González aseguró que era un solvente magnate petrolero, y propuso pagar la cifra de $50 millones por el avión Falcon 7X fabricado por la firma francesa Dassault, al propietario de una empresa aeronáutica de Miami. Le dijo que pagaría con un cargamento de combustible diesel producido por Petróleos de Venezuela (Pdvsa), que ya se encontraba almacenado en una refinería de su propiedad en Veracruz, México, listo para ser entregado.
A Tony Porras, presidente de Jetmark Aviation Services Inc, la propuesta le pareció viable. Inició las negociones con el empresario, que se extendieron por meses, de acuerdo a los intercambios de correos electrónicos revisados por Vértice. Pero la inexplicable tardanza en la concreción del pago generó sospechas.

“Insistía constantemente en que le entregaran el título de propiedad del avión antes de ordenar el envío del pago”, dijo Porras en una entrevista.

Cuando finalmente Porras se comunicó con la refinería en Veracruz supuestamente propiedad de González, confirmó la sospecha. “La refinería existía, pero no era de su propiedad sino del conglomerado petrolero mexicano Pemex. Y el combustible era totalmente inexistente”, indicó el empresario de aviación de Miami.

El intento fraudulento de adquirir un avión sin pagar un centavo es apenas un episodio de decenas de negociaciones fraudulentas que durante años dirigió Francisco Javier González, el cerebro de un sistema de simulación y fraude mediante el cual obtuvo decenas de millones de dólares en ganancias, y que le generaron demandas por más de $200 millones en tribunales de Madrid, Puerto Rico y Nueva York.

Después de que jueces de San Juan y Madrid solicitaron órdenes de captura internacionales a principios de este año, González fue apresado esta semana en Caracas por orden de la Interpol, confirmaron fuentes legales a Vértice.

Hasta ahora, el empresario venezolano-español, presidente de la empresa transnacional de capital venezolano, Arevenca, había evitado por todos los medios poner un pie en Estados Unidos, Puerto Rico, España y Aruba, países donde habituaba pasar temporadas y, en especial, hacer negocios. ¿La razón? En esas naciones le seguían juicios en los que se le imputaban cargos como estafa, apropiación indebida, incumplimiento de contrato, dolo, cobro ilegal de dinero, daños y perjuicios. Como consecuencia de los problemas legales, desde hace más de un año González se había atrincherado en Venezuela, donde se movía entre Caracas y las isla de Margarita hasta ahora, cuando fue apresado.

La lista de enemigos del empresario es larga, según dijeron a Vértice fuentes familiarizadas con los casos en los que ha estado envuelto. Pero hay dos firmas que están reclamando cuantiosas compensaciones monetarias por los fraudes de que han sido objeto a través de las empresas, empleados y familiares conectados a González.

Una de ellas es el conglomerado nigeriano Skanga Energy & Marine, que demandó a González por $100 millones en tribunal federal del Distrito Sur de Nueva York, por el ofrecimiento fraudulento de productos petroleros. El caso también salpicó a Petróleos de Venezuela, aunque una decisión de la juez Denise Cote eximió a la petrolera venezolana de responsabilidades.

Los segundos demandantes son las firmas Betteroads Asphalt Corp y Betterecycling Corp., basadas en Puerto Rico, que reclaman compensación por oferta fraudulenta de asfalto.

De ser extraditado, este empresario de 66 años que en una ocasión aseguró que tenía negocios que producían más que Pdvsa, enfrenta condenas de hasta 6 años en España y hasta 23 años en Puerto Rico.

Pero ¿quién es Francisco Javier González y cómo ha sido posible que su empresa que estableció como una arenera en 1994 en el estado Anzoátegui, a unas 180 millas al este de Caracas, haya devenido en una corporación supuestamente dedicada a la extracción, refinación, transporte y distribución de derivados petroleros, a través de la cual engañó a decenas de clientes en todo el mundo?

Un cuestionado empresario petrolero

Francisco Javier González Álvarez es originario de España, pero ha vivido desde niño en Venezuela. Nació en La Laguna, en Santa Cruz de Tenerife, España, pero se trasladó a edad temprana a Venezuela donde estudió desde primaria hasta la universidad. Según su curriculum, tiene cinco años de estudios de Economía en la Universidad Central de Venezuela, donde nunca obtuvo el título. Los estudios que sí culminó fueron el de Marino Mercante y piloto privado de helicóptero y de aeronave monomotor.

Sin embargo, lo que no figura en esa hoja de vida son sus habilidades para hacer creer con su verbo, a todas luces muy convincente, que es el magnate de un emporio petrolero y financiero con ramificaciones internacionales, y se ha movido como pez en el agua en un mercado tan competitivo como el del petróleo, donde además abundan las empresas dedicadas al fraude.

González Álvarez se valió de las nuevas tecnologías y de una estrategia mediática favorable, para crear un emporio virtual que no tenía asidero en la realidad.

En el portal de su empresa, www.arevenca.com.ve, presentó a la firma como una empresa familiar propietaria de un complejo refinador que opera “mundialmente con refinerías propias y en asociaciones estratégicas” y que ha concentrado sus esfuerzos “en un solo y gigantesco complejo ubicado en África”, cuya existencia no ha podido confirmarse.

De hecho en el portal de Arevenca no se indica una dirección física, ni teléfonos, ni tampoco el Registro de Información Fiscal (RIF), que toda empresa deber tener obligatoriamente según las leyes venezolanas.

Arevenca Group es el supuesto holding bajo el que se amparan 26 empresas en 10 países, que operan entre otros negocios, refinerías (en Venezuela, México, España, Surinam, Aruba, Costa de Marfil y Corea del Sur), líneas aéreas y hasta bancos.

En Estados Unidos aparecen registradas dos corporaciones. La primera es la firma Arevenca Usa Inc., fundada en marzo de 2009, pero inactiva desde septiembre de 2011. La segunda es Flyaruba Inc, establecida en septiembre de 2010 e inactiva en septiembre de 2011.

González también registró otra empresa, Arevenca Aktm, en las Islas Vírgenes Británicas, un conocido paraíso fiscal. La firma fue registrada en marzo de 2008 bajo el número 1467884.

Entre los productos petroleros que ofrecen sus firmas están el Jet Fuel, AV-Gas, Gasolina Premium, Súper Gasolina, Gasolina Regular, Gasolina Convencional, Diesel de bajo contenido de Sulfuro N 2, 5 y 6, Gasoil, Fuel Oil residual, Asfalto Ac-20 y Ac-30, Emulsión Asfáltica, Propano, LPG, LNG, Pet coque, IFO 380 e IFO 180. Además, aseguran poseer una flota de 72 tanqueros para el transporte de productos.

Otro portal, www.arevencabank.com, figura como el sitio web de Arevenca Bank, con sede en Anzoátegui, una entidad bancaria supuestamente en operación, pero que tiene una dirección incompleta y teléfonos que no funcionan.Lo que aparenta ser un enorme emporio industrial y financiero, tuvo sus inicios en Anzoátegui como Arenera Venezolana C.A. (Arevenca), inscrita en la oficina de Registro Mercantil de Barcelona, el 11 de agosto de 1994, bajo el No 3, Tomo A-56. Como socios figuraban Rafael La Cruz y su esposa Maigualida Núñez de La Cruz. El capital constitutivo fue de 2.000.000 de bolívares de la época (unos $18,000 al cambio actual). En octubre de 1997, Francisco González y Ricardo González Mayónica adquieren la totalidad de la compañía, y en 2007, González Álvarez ya como dueño único de la firma, le cambia la razón social y pasa a ser Armadores y Astilleros Venezolanos, c.a. (Arevenca), que en lo sucesivo se dedicaría también al negocio de astilleros, venta de combustible y operación de terminales.

De Anzoátegui para el mundo

El geólogo venezolano y experto en el área petrolera, Gustavo Coronel, ha seguido la actividad de Arevenca y asegura que tienen carácter fraudulento.

Coronel ha publicado información en su blog sobre las incongruencias numéricas que arroja la firma venezolana. “En 2011, un representante de Arevenca llamado Franklin Rodríguez anunció la firma de un contrato para construir una refinería en Costa de Marfil con una inversión de $7,000 millones. Esta refinería debía inaugurarse pronto, pero nunca arrancó. González agregó ese mismo año que ya estaban refinando en varios complejos de su propiedad unos 2.2 millones de barriles diarios. Este volumen es el total que refina PDVSA en todas sus refinerías. Esta información de González era otra grosera mentira”, escribió Coronel.

Ese mismo año, el 15 de septiembre, González lanzó en Madrid su más ambiciosa estrategia al firmar “el contrato más grande en la historia de la industria petrolera”, según tituló la agencia de noticias española EFE. En el evento Arevenca firmó un convenio con el grupo chino Avic Xac, especializado en aviación civil y militar, para suministrar productos petroleros, e invertir en actividades de extracción, refinación y distribución de crudo, así como en la construcción de refinerías, puertos, aeropuertos, ferrocarriles y astilleros, entre otros, por la extraordinaria cifra de $2 trillones en diez años, es decir, $200,000 millones anuales.

“Esta suma de $200 billones al año es el triple de todo lo que le ingresa a la industria petrolera venezolana al año, por lo cual se trataba de otra mentira colosal”, opinó Gustavo Coronel. De acuerdo con el experto, el registro comercial de Arevenca en España refleja un capital de apenas 3,000 euros.

El periodista de investigación Steven Bodzin, uno de los primeros en destapar el carácter fraudulento de Arevenca, llamó la atención sobre la inviabilidad de un proyecto de esta magnitud, cuya cifra esencialmente equivale a los ingresos anuales de una gigante multinacional cxomo Chevron, en una historia para la publicación Columbia Journalism Review (CJR).


Bodzin también especificó que ni el reporte de prensa emitido por Arevenca, ni el video distribuido por la agencia EFE se preocuparon por identificar a todos los participantes en este evento, a pesar de que fue etiquetado como “histórico”.

“Estas personas estuvieron implicadas en el mayor contrato petrolero de la historia. Merecen ser reconocidos”, escribió irónicamente Bodzin en su análisis sobre el convenio entre Arevenca y Avic XAC publicado en su blog.

Bodzin reportó también el caso de un trader que perdió $100,000 intentando negociar la compra de productos petroleros con González en Aruba. El intermediario cayó en cuenta que la oferta de González era “falsa”, y suspendió las negociaciones para evitar pérdidas mayores.

“González ha utilizado y sigue utilizando ese montaje que de alguna manera validó la agencia EFE al publicarlo, para embaucar y seguir embaucando a más de uno”, aseveró el abogado José Nolla Mayoral, cuya firma representa a la empresa contratista puertorriqueña Betteroads Asphalt Corporation, la cual ha demandado a González y sus socios de Arevenca por unos 35 millones de dólares.

Vértice no pudo obtener un comentario ni del empresario González, ni de representantes de Arevenca sobre este acuerdo. Tampoco pudo contactar a la empresa china Avic XAC. Pero Alfredo Miolán, un investigador privado que indagó sobre las actividades fraudulentas de González en varios países, en representación de un grupo afectado por uno de los casos de fraude, dijo a Vértice que tras la firma del convenio con Arevenca, los empresarios chinos nunca pudieron comunicarse otra vez con el empresario venezolano-español, para poner en marcha el “histórico” acuerdo de $2 trillones.

“Básicamente se sintieron defraudados por el incumplimiento del contrato por parte de Arevenca y el señor González”, dijo Miolán en una entrevista.
Historial de demandas

En el año 2001 se registró la primera acción legal contra Arevenca, por incumplimiento de contrato en Venezuela. La parte demandante fue la empresa Constructora 01 de Marzo, que presentó el caso ante el Juzgado Cuarto de Primera Instancia en Anzoátegui. El 20 de diciembre de 2006, el Tribunal de la Primera Instancia dictó y publicó su sentencia.

La historia es la siguiente: Francisco Javier González firmó un contrato con la Constructora 01 de Marzo por la construcción de un Puerto en Anzoátegui. El proyecto incluía 800 galpones para una zona industrial, un helipuerto, un centro comercial y un hotel de categoría cinco estrellas, todo en un área de terreno de 300 hectáreas, propiedad de Arevenca. La contratista movilizó maquinarias y adecuó el terreno en cuestión, pero jamás recibió el 20% de adelanto acordado.

Repentinamente, Arevenca ordenó paralizar las obras y no respondió por el trabajo realizado ni la maquinaria contratada. En 2006 el Tribunal de Primera Instancia se declaró a favor de Constructora 01 de Marzo y ordenó embargar bienes de Arevenca por la cantidad de Bs. 794,346,256.60, unos $350 mil al cambio actual. Los demandados apelaron tal decisión y en el año 2010 un Tribunal Superior falló a favor de Arevenca y revocó la sentencia previa.

En 2003, año en el que aparentemente inició su internacionalización, Arevenca utilizó este proyecto paralizado del Puerto San Francisco Javier, y lo presentó en un portal como se tratase de una realidad operativa. Allí fue descrito como el terminal privado de uso público “más moderno del mundo”, que permitiría la recepción de buques de gran calado para la importación y exportación de mercancía. El terminal estaría ubicado “al lado del gigantesco Complejo Petroquímico y Petrolero José Antonio Anzoátegui”, “el complejo Petroquímico y Petrolero más grande del mundo”. Sin embargo, el proyecto se encontraba paralizado.

Por otro lado, la zona que Arevenca reclamaba como propia, en realidad era una zona protegida por un régimen especial de ordenamiento, que sólo permitía desarrollar actividades de tipo conservacionista, rurales o religiosas.

Pdvsa entra en la escena

En 2006, representantes de la empresa Skanga Energy & Marine con sede en Nigeria, interesados en hacer negocios con Venezuela, se reunieron con Enrique Arrundell, entonces cónsul comercial de Venezuela en Nigeria y posteriormente embajador en ese país.

Según indican los documentos del juicio que se siguió en Nueva York hasta el año pasado, Arrundell presentó a Arevenca como un agente de Pdvsa, y le dice a los representante de Skanga que los negocios con la estatal venezolana debían hacerse a través de esta firma.

Cristiano Imoukhuede, representante de Skanga, viajó a Caracas en octubre de 2006 junto a una delegación, por invitación de Arrundell. En una reunión en un hotel de la capital venezolana, se produjo el encuentro entre el grupo de nigerianos, y Arrundell y Francisco Javier González Álvarez. Allí se acordaron los términos del acuerdo entre Skanga y Arevenca para el suministro de productos derivados del petróleo, siendo Pdvsa el vendedor, Arevenca el intermediario y Skanga el cliente final.

Poco después, Arevenca hizo una oferta a Skanga -a nombre de Pdvsa- para vender 35,000 toneladas métricas de combustible diesel por $18.3 millones. González envió comunicaciones a Skanga, con formas aparentemente forjadas con logos de Pdvsa como conocimientos de embarque y planillas de transporte desde Amuay, en los que aseguraba que el cargamento llegaría el 24 de noviembre 2006 a Nigeria.

Skanga presuntamente contactó a funcionarios del consulado venezolano en Nigeria y estos confirmaron la autenticidad de los papeles enviados y los detalles de la transacción.

Tras el aval, los nigerianos transfirieron $1,4 millones por gastos de transporte a una cuenta de Arevenca en Corp Banca, en Nueva York. Casi al mismo tiempo, González Álvarez ofreció vender a Skanga 70,000 toneladas métricas de gasolina de primera calidad por $35,7 millones.

González aseguró a Skanga que el cargamento estaba en un barco llamado “Dignitii” camino a Nigeria, tras lo cual pidió hacer un pago a una cuenta del Citibank de Nueva York por $9,8 millones, también por gastos de transporte, transferencia que fue realizada a los pocos días.

Los dos envíos nunca llegaron a al país africano. Skanga exigió a Pdvsa y Arevenca el reembolso del $ 11,2 millones transferidos. Ante la negativa de ambas empresas venezolanas, Skanga presentó su demanda original en el tribunal federal del Distrito Sur de Nueva York, el 21 de julio de 2008, por $100 millones, contra la petrolera estatal venezolana y su supuesto agente Arevenca, y la figura de Francisco Javier González.

En 2014, el tribunal federal neoyorquino determinó que Pdvsa no tenía responsabilidad en la negociación, pues Skanga no pudo demostrar el vínculo entre la petrolera y Arevenca, por lo que las acciones debieron ser redirigidas contra González Álvarez.

El asfalto también se esfumó

La más reciente acción legal y la que ha logrado documentar cada uno de los fiascos de González y su familia se originó en Puerto Rico, pero con derivaciones en tribunales de España y Aruba. En el centro de la disputa están las ofertas fraudulentas de González a la firma Betteroads Asphalt Corp., una empresa familiar fundada en 1954 en Puerto Rico, que se encarga de la pavimentación y construcción de vías y aeropuertos. La firma también opera en las Islas Vírgenes de Estados Unidos.

El “montaje” de la operación se inició en Junio de 2011, cuando González ofreció en venta a Betteroads un cargamento de asfalto. Según el abogado de la firma, José Nolla-Mayoral, dos meses después, en Agosto, Betteroads hizo dos pagos para un total de $7.8 millones, por 100,000 barriles de asfalto que presuntamente le entregaría Arevenca. Betteroads transfirió el dinero a una cuenta personal de González en un banco en Suiza.

Esta vez, González se valió de un intermediario, Madasi Oil, una empresa constituida apenas cinco meses antes de la negociación en Puerto Rico. Sus representantes, Marcos Da Silva y Miguel Lausell, este último amigo personal y vecino de Arturo Díaz Márquez, fundador y dueño de Betteroads, hicieron el primer acercamiento aseverando que Arevenca estaría interesada en comprar un proyecto inmobiliario que la corporación asfaltera había construido en Río Grande. Tras varias reuniones, Da Silva y Lausell convencieron al propietario de Betteroads de comprar asfalto a la empresa venezolana, pues eso ayudaría a que Arevenca invirtiera en el desarrollo habitacional. Supuestamente el producto provendría de una refinería en Veracruz, México, pero luego cambiaron el origen: sería de otra de sus plantas ubicadas en Trinidad y Tobago. El asfalto nunca tocó tierras boricuas.

Tras decenas de correos electrónicos, cartas e incluso llamadas telefónicas de reclamo por el asfalto, en diciembre de 2011 Betteroads solicitó a Arevenca la devolución del dinero pagado. Pero esto nunca sucedió. En septiembre de 2012, Betteroads presentó la demanda legal en un tribunal de Puerto Rico contra Arevenca y una larga lista de socios, incluyendo la esposa de González, Miriam Márquez Rojas, y otros miembros del grupo, que aparecían vinculados al fraude.

En la demanda, Betteroads exigió una compensación de $35 millones, que incluye los $7,8 millones de la venta no cumplida, más los daños establecidos por el tribunal civil de Puerto Rico. En febrero de 2014 la Sala Superior de San Juan, Puerto Rico, dictó sentencia firme a favor de Betteroads y ordenó el embargo preventivo de bienes relacionados a Arevenca por una cifra cercana a los $25 millones.

La sentencia del tribunal portorriqueño fue convalidada en Aruba, donde Arevenca también se había establecido bajo el nombre de Arevenca Aruba Holding. En esa isla Betteroads logró embargar un helicóptero Bell Ranger del año 2001 perteneciente a González, cuyo valor está por estimarse.

Solicitado a la Interpol

En 2015 Betteroads decidió llevar la demanda a España, donde González tiene registrada Arevenca S.L. y desde donde hacía “grandes negocios”. En abril de ese año el Juzgado Central de Instrucción N 004 de Madrid emitió la primera citación para comparecer a González. Pero una serie de maniobras por parte de los apoderados legales de González retrasaron el cumplimiento de esta comparecencia.

Durante casi un año, González y sus abogados consignaron cuatro falsas direcciones de domicilio, todas estas en tres países: en España, Trinidad y Tobago y Venezuela. En la última, aseguran que reside en un apartamento en Los Naranjos, en Caracas. Hasta allí fueron los investigadores privados contratados por Betteroads, y se encontraron con que el inmueble está desocupado, y nadie en el edificio refirió conocerlo. El tribunal incluso determinó que la comparecencia podía hacerse por videoconferencia, en vista de que el acusado alegó problemas de salud. Pero ni así lograron que González compareciera ante el tribunal español.

Ante la cadena de negativas, el juzgado decidió emitir una orden de prisión preventiva en contra del presidente de Arevenca. La orden de ubicación y captura para fines de extradición a España, fue enviada a la Interpol y otros organismos policiales en Europa como Sirene.

Familia implicada

“Francisco González es un hombre al que no le importa nada, sólo su familia. Por eso ahora vamos tras sus hijos”, dijo el abogado Nolla-Mayoral, que representa a Betteroads. De acuerdo con el organigrama que aparece en la página web de Arevenca, sus hijas Andreína González Escobar, Mónica González Hurtado y Ana María González Márquez, son las vicepresidentas de Finanzas, Comercialización y Recursos Humanos, respectivamente. Ricardo González Márquez, es Vicepresidente de Operaciones. Ninguno de los dos tiene cuentas personales en redes sociales y parecen llevar una vida pública de bajo perfil.

El 23 de marzo de 2016, Betteroads realizó una enmienda a la demanda original presentada en Puerto Rico, para incluir a las tres hijas de Francisco González, Andreína, Mónica y Ana María, y a sus hijos, Ricardo y Javier. “Los hemos incluido porque ellos también se han lucrado del dinero malhabido y para que de esta manera respondan solidariamente con la deuda. Ellos son los lugartenientes del padre, así que también son responsables”, dijo el abogado de Betteroads.

La actual esposa, Miriam Márquez de González, también fue demandada, así como la presunta compañera sentimental de González, Liesbeth Schotborgh –residente en la isla de Curazao-, por haberse beneficiado del dinero obtenido mediante fraude, aseguró el abogado Nolla-Mayoral.

A manos llenas

Los demandantes de Puerto Rico han logrado recabar una extensa información sobre el estilo de González Álvarez y sus familiares. “Tiene al menos 12 tarjetas de crédito asociadas a su cuenta personal en Suiza, incluyendo una para su suegro y para una amante que mantiene en Curazao. Los cargos que aparecen en sus cuentas de American Express no son corporativos sino personales, y se nota que llevan una vida de lujos y gastos desmedidos”, informó Nolla-Mayoral.

La información sobre las finanzas personales que los demandantes lograron obtener gracias a una orden del tribunal, incluye más de 4.000 páginas de movimientos bancarios de los González. Entre otras, aparece un gasto del empresario demandado, de $38,000 en el Westin Aruba Resort, donde vacacionó en 2012.

Durante sus largas estancias en Madrid, el presidente de Arevenca prefiere hospedarse en la suite el hotel Wellington, uno de los 10 hoteles más lujosos y costosos ubicado cerca del Parque El Retiro. Allí vivió por nueve meses y se movilizó por las calles de la capital española en un Rolls Royce alquilado, según investigaciones ordenadas por los demandantes.

Francisco González intentó apoderarse de un Falcon 7X en el año 2009, el avión más costoso y grande de la época, el cual pagaría a Jetmark con jet fuel que él mismo refinaba en su complejo en Veracruz, México.

Tony Porras, presidente de Jetmark Aviation Services, empresa que logró zafarse a tiempo de un negocio con González que pudo haberles costado al menos $50 millones, tuvo relación directa con el empresario aunque nunca lo vio en persona. Aseguró que tras hacer investigaciones en Venezuela confirmó que el empresario reside en Caracas, en La Lagunita, en una propiedad muy hermosa. “Además se mueve en helicóptero dentro de la ciudad y le acompañan siempre entre 10 y 12 guardaespaldas”.

Refirió que Francisco González intentó apoderarse de un Falcon 7X en el año 2009, el avión más costoso y grande de la época, el cual pagaría a Jetmark con jet fuel que él mismo refinaba en su complejo en Veracruz, México. Ya la negociación estaba a punto de darse cuando sus abogados llamaron a la estatal petrolera mexicana Pemex para verificar las credenciales de Arevenca, y allí se cayó la careta. “Al verse descubierto, el hombre se valió de insultos para defenderse. Es un tipo muy hábil y me parece patológica su capacidad para mentir”, aseveró Porras. Incluso llegó a excusarse de no poder ir directamente a los Estados Unidos a conocer el avión que iba a comprar porque carecía de visa americana, por lo que mandaría a su “jefe de pilotos”, quien resultó ser en realidad un piloto de helicóptero que él contrataba a destajo.

Arevenca en los aires

En vista de que buena parte de su vida transcurría en los cielos, el empresario venezolano escogió a Aruba como el país donde establecería su propia línea aérea: FlyAruba.

En 2010, Arevenca alquiló un Airbus que pintó con el logo de la aerolínea, contrató a trabajadores de otras empresas y lanzó la aerolínea con bombos y platillos, un evento que fue ampliamente reflejado con fotografías en la prensa local. La empresa nunca despegó. Pagó sólo un mes de sueldo a los empleados y nunca más apareció. A los seis meses, el Airbus fue retirado de las pistas del aeropuerto arubeño Reina Beatrix, pues nunca obtuvo el permiso para operar. Los trabajadores demandaron a González Álvarez tras dos meses sin recibir salarios. Pidieron declarar en bancarrota a FlyAruba y embargar los bienes para resarcir a los empleados. El juicio aún continúa y no se pudo precisar el monto de la demanda, pero algunos estiman que sea por más de $10 millones.

Miguel Lausell, su antiguo socio en la operación con Betteroads y también demandado por la corporación puertorriqueña, firmó un acuerdo ante la audiencia española en el que se comprometía a devolver lo cobrado por comisiones por la estafa del asfalto y además a cooperar con la parte demandante para llevar a González a la justicia, a cambio de que la empresa cesara las acciones legales en su contra. El 1 de diciembre de 2015, el tribunal de Primera Instancia de San Juan aceptó la moción de desistimiento del caso presentada por Betteroads, debido a que habían llegado a un acuerdo confidencial con Lausell.

Vértice contactó al abogado de González en España, Antonio Pardinas, y le envió un cuestionario con preguntas sobre los diversos casos enfrentados por su cliente. Sin embargo, el cuestionario nunca fue respondido, pese a que Pardinas accedió a responderlo. Llamadas realizadas al celular de González en Venezuela no fueron respondidas.

El primer día de diciembre de 2015, la Sala Superior del Tribunal de Primera Instancia de San Juan en Puerto Rico emitió una sentencia parcial en la que se obliga a Madasi Oil Corp, Marcos Da Silva y su entonces esposa a pagar un millón de dólares por daños y perjuicios a Betteroads.

Últimos intentos de fraude

Después de que el tribunal de Madrid ofició la orden preventiva de captura a la Interpol, González continuó con los intentos de fraude, esta vez con entidades del gobierno de Venezuela.

El pasado 10 de abril, González le envió una carta con membrete de Arevenca Refinery Complex a Jesús Farías, Ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera en Venezuela, para proponerle recursos para solventar la crisis alimentaria del país.

La carta era una “propuesta de financiamiento” dirigida al Ministerio de Alimentación de Venezuela, que ofrecía la colocación de una garantía “que servirá de respaldo a todos los pagos que debe realizar este Ministerio en el Exterior, para la compra de todos los alimentos necesarios que aseguren la Soberanía Alimentaria en el país, y en ese sentido, aumentar su capacidad de producción logística, operatividad y distribución de alimentos perecederos y no perecederos en toda la Nación”.

La misiva obtenida en exclusiva por Vértice, aseguró que la firma Arevenca Aktm, registrada en las Islas Vírgenes Británicas, “se encuentra plenamente preparada para establecer este acuerdo o alianza, según sean los criterios que determine el Ministerio a su digno cargo y para tal efecto, manifestamos la disposición de $10.000.000.000,00 USD (DIEZ MIL MILLONES DE DÓLARES/USD), para dar cumplimiento a las metas y objetivos antes expuestos”.

Pero entre el personal del Ministerio de Comercio Exterior e Inversión Extranjera ya la figura de Francisco Javier González y su “complejo refinador” Arevenca, eran bien conocidas. La carta, según fuentes internas del ministerio, provocó molestias no sólo en ese despacho, sino en el Ministerio de Alimentación.

La captura

Agentes de Interpol, siguiendo la orden de detención emitida por el Juzgado Central de Instrucción N. 004, de Madrid, convalidada por la Fiscalía 41 de Caracas, detuvieron en Caracas a principios de esta semana a Francisco Javier González, presidente de Arevenca.

Vértice trató de comunicarse con las oficinas de Interpol en Caracas para obtener una versión oficial sobre la detención de González, pero las llamadas telefónicas no fueron respondidas. De acuerdo con fuentes vinculadas al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela, “hay fuerzas actuando para su liberación”, y para frenar el proceso de extradición de González. Sin embargo, añadieron las fuentes, “hay también funcionarios del gobierno venezolano molestos por sus estafas, y están colaborando para que se haga justicia”.

Uno de los investigadores que representa al grupo empresarial de Puerto Rico advirtió sobre la posibilidad de que González esté pagando por su liberación y evitar su extradición. Dijo también que España no es el único país que está solicitando su detención. “Hay información de que otros dos países también pidieron al gobierno venezolano su aprehensión: Senegal y China, en donde también supuestamente hizo negocios fraudulentos”.

El investigador privado también aseguró que una delegación de nigerianos vinculados a la empresa Skanga Energy & Marine Ltd se encontraba en Caracas esta semana para el momento de la detención de González.

Vértice no pudo confirmar independientemente estas informaciones.

El periodista Casto Ocando colaboró con este reportaje

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Fuente: Con información de Yoleida Salazar Román - https://www.verticenews.com

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