lunes, 11 de julio de 2011

Corrupción carcelaria genera $2,5 millones al año por penal

Lo que ocurría en la cárcel de El Rodeo I hasta el 17 de junio, era una muestra de lo que todavía pasa en todas las que no han sido humanizadas. Así los aseguró una fuente que, por su seguridad, prefirió mantener su nombre anónimo. "Es decir, era el espejo de lo que todavía se vive en la mayoría de los reclusorios del país", dijo.
Hay un "gobierno" que es el grupo que manda. Un líder con sus hombres de confianza que son los que están pendientes de mantener el orden adentro del centro penitenciario (...). En el caso de El Rodeo I, había tres "gobiernos"; uno por sector. Eso suele ocurrir en cárceles que están divididas en varios edificios. Son muy pocas, insistió la fuente, las que tienen un solo grupo líder, pero existen.
Aproximadamente desde el año 2002, esos líderes decidieron organizarse más y entre sus funciones incorporaron cobrar una suerte de renta a los internos, para cubrir gastos importantes. La denominaron "causa". Las excusas fueron varias, pero la que más se repetía era: "es un dinero semanal para comprar implementos de limpieza". Otras explicaban que era un pago por el derecho a estar en el penal.

En El Rodeo I se cobraba entres 60 y 200 bolívares, eso de acuerdo al estudio socioeconómico que hiciera "el gobierno" a cada recluso. La forma para ese análisis tomaba en cuenta el delito por el cual estaba preso. Si era uno común, como el robo genérico, le permitían cancelar el monto mínimo, si había entrado por delitos como secuestro, extorsión o droga si tenían que cancelar más. La mayoría pagaba solo 60 bolívares. Si los 3.800 internos hubiesen cancelado solo 60 bolívares, en un año, esa sola población movía 2,4 millones de dólares, libres de impuestos. Sin embargo, ese no era el único ingreso que se movía en esa cárcel.

El ex recluso consultado explicó que además entraba dinero por los pagos de protección personalizada, la venta de alcohol, la de droga, la de los alquileres de espacios para puestos de teléfonos y comida y hasta lo que se generaba por los delitos que se planificaban y monitoreaban desde ese penal.

"Hoy varios de los penales, por no decir que todos y vengan ahora a desmentirme, se convirtieron en centro importantes de distribución de droga. Son jíbaros mayores. Eso quiere decir que desde esos centro se distribuye droga al sector donde está enclavado el reclusorio. También son centro de extorsiones importantes y torre de control de secuestros, sobre todo exprés", dijo el hombre consultado.

En el tema de los secuestros y extorsiones, como en el resto de los delitos, hay cómplices afuera, amigos, esposas, hermanos y hasta madres, explicó una fuente del Cicpc. También hay complicidad de personal que trabajan en esas cárceles.

Según el policía entrevistado, en algunas investigaciones de extorsión y también de secuestro, se determinó que algunas cuentas de bancos dadas por los reclusos a sus víctimas estaban a nombres de sus mujeres. En otros casos se investiga la presunta partición de supuestos militares, pues hay pagos que se han dejado en efectivo en la puerta de algunos penales.

Todo este dinero se invierte. Se usa para comprar armas (...), para sobornar autoridades, para comprar droga que será revendida, para comprar alcohol y para organizar fiestas en las que se llega a despilfarrar hasta 150 mil bolívares.

Con información de: MARÍA ISOLIETT IGLESIAS // http://www.eluniversal.com

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